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El peor escenario

Pasó el 2 de junio y a medianoche la presidenta del INE dio los resultados: el 60 por ciento de la población del país convocada, salió a votar y de ese universo, el 60 por ciento votó por el partido del presidente López Obrador. La candidata de Morena, Claudia Sheinbaum será la próxima presidenta de México.

La victoria de Sheinbaum no era sorpresa, de hecho, la mayoría de las encuestadoras la ponían siempre en primer lugar. Solamente un par de agencias que se decían “innovadoras” o que lanzaban un cuento de “voto oculto” o que la gente “miente o esconde su voto”, presentaban escenarios en los que Xóchitl Gálvez era competitiva.

Lo verdaderamente impresionante, es la magnitud de la victoria electoral de la candidata de Morena. Incluso se dio lo que muchos pensábamos que sería imposible: que Claudia resultara con más votos que el propio López Obrador.

Los pobres resultados y el desastre nacional en sectores tan sensibles como la seguridad o la salud, creía que serían suficientes para que gran parte de la población le pensara en “ponerle un segundo piso a la transformación”.

Incluso, bastaba con argumentar que el alejamiento de las clases medias que le habían dado la victoria a López Obrador en 2018, bastaría para poner en aprietos a la favorita de AMLO.

Pues no fue así. La gente que salió a votar el domingo fue menos que la que salió a votar en 2018. Y los que salieron, lo hicieron en masa por el proyecto del presidente. Sin cuestionamientos, sin condiciones. Le entregaron al presidente y a su sucesora todo el poder político.

López Obrador convivirá con el nuevo congreso todavía un par de meses, de agosto a octubre, contará con todo el poder en ambas cámaras. No necesitará ni siquiera voltear a ver a nadie de la oposición.

Mientras que AMLO tuvo en la segunda mitad de su gobierno un dique en la oposición que le impedía hacer con la Constitución lo que quisiera, a partir de agosto esa oposición a quedado reducida a la insignificancia. En términos prácticos, toda la oposición habrá desaparecido.

Es por eso por lo que tanto el peso como la bolsa reaccionaron mal con la victoria de Sheinbaum. No les sorprendió que ganara, lo que les sacó de balance fue que los mexicanos le entregáramos todo el poder.

La presidenta Sheinbaum será la titular del ejecutivo que tenga el mayor poder presidencial desde las presidencias priistas de los años 70 ́s y 80 ́s.

La última vez que un presidente de México tuvo tanto poder fue hace 30 años cuando Zedillo en 1994 tuvo 300 de los 500 diputados.

El régimen político mexicano que se construía a partir de 1997 con la pérdida de la mayoría en el Congreso y que culminó con la transición democrática en el 2000 con la victoria de Vicente Fox, ha muerto.

A partir de agosto, usted verá como tanto López Obrador como Claudia Sheinbaum se dedicarán a terminar de demoler todo lo que no les gustaba del régimen democrático que permitió que llegaran al poder.

Controlarán la Suprema Corte y con ella todo el Poder Judicial, tienen los votos para hacer la reforma electoral que habían anunciado, podrán modificar al INE de la forma que gusten.

Incluso si quieren, podrían convertir al INE en una oficina más de la Secretaría de Gobernación. Como era en México hasta los años 80 ́s.

Ahora sí, sin despeinarse podrán desaparecer los organismos autónomos que habíamos creado para darle control o vigilancia al poder Ejecutivo: adiós al INAI, a la COFECE, a la COFETEL, entre muchos otros. Incluso AMLO había hablado de desaparecer al CONEVAL, el consejo que se encarga de medir de forma independiente, la pobreza en México.

Hasta el día de hoy, han dicho que “respetarán la autonomía del Banco de México”. Ya veremos si no cambian de opinión. Antes habían dicho que no destruirían el proyecto del nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México.

En agosto tendrán todo el poder para hacer lo que quieran con todo. Sin límites ni control alguno. Es lo que votaron los mexicanos, es lo que tendremos.

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