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El otoño del Monarca ¿y de la monarquía?

Al entrar hoy el día D+5 de las exequias de la Reina Isabel II, quien murió el jueves pasado, poniendo fin al reinado más largo de la monarquía británica, las más antigua del mundo, el debate del futuro de este sistema de gobierno sigue escalando en Inglaterra y en muchas otras partes del mundo, como cada que muere algún personaje de una de las 21 realezas que siguen funcionando en el mundo (Andorra, Arabia Saudí, Australia, Bélgica, Camboya, Canadá, Catar, Dinamarca, Emiratos Árabes Unidos, España, Jamaica, Japón, Luxemburgo, Malasia, Marruecos, Mónaco, Noruega, Nueva Zelanda, Países Bajos, Reino Unido y Suecia).

A quien tocará sortear los cuestionamientos de un no mayoritario, pero combativo sector de la población inglesa que pide la abolición de la Corona, e incluso la independencia de Escocia y la unificación Irlandesa, será al hijo mayor de la Reina Isabel II, quien se convertirá en el décimo cuarto titular de la monarquía inglesa, llevará el título del Rey Carlos de Gales, y que, a diferencia de su madre que llegó a los 25 años al trono, él asumirá casi por cumplir 74 años. Llegará a vivir el otoño de su vida como monarca en espera de continuar la línea de sucesión que le tocaría a su hijo Guillermo.

En su primer mensaje como Rey el viernes pasado, Carlos de Gales pareció tratar de responder a algunas de las críticas de los ingleses antimonárquicos, entre las que destacan que ese modelo de gobierno de privilegios y desigualdades es ofensivo, y el alto costo que significa a los ingleses sostener con sus impuestos la opulencia del estilo de vida de la creciente familia real. El año pasado costó libras por casi 24 mil millones de pesos.

De entrada, renovó la promesa que hizo su madre cuando fue coronada hace 70 años, de vivir para el “servicio público” y tras rendirle un tributo resaltando sus virtudes como soberana en los buenos y malos momentos, reconoció que el mundo y las instituciones han cambiado. Que la sociedad inglesa es otra, con muchas culturas y creencias. Pero apeló a que “los deberes de la monarquía también permanecen” para luego prometer que como su madre será “fiel a los principios constitucionales” de Inglaterra, y servirá a los ciudadanos del Reino Unido con “lealtad, respeto y amor”.

Habrá que ver si este primer discurso que trató de reflejar a un Rey más tolerante y abierto sube sus bonos entre los habitantes del Reino Unido, que están lejos de estar al nivel de los de su madre, y si de verdad logra un proceso de renovación y cambio de un modelo de gobierno, que para muchos ya es anacrónico, anquilosado y sin razón de ser, aunque la mayoría aún ve que la Corona sigue siendo positiva para su país.

Jaime Barrera

jbarrera4r@gmail.com

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