Ideas

El obispo Cabañas y la confusión ideológica de los diputados

La construcción de la historia oficial es un lugar turbio, colmado de contradicciones e intereses políticos de quienes la fabrican. En Jalisco, pocos lugares dan un testimonio tan claro de estas imposiciones como la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres, donde cada administración ha dejado huella de su credo y alianzas. La semana pasada fuimos testigos de un ejemplo más, cuando la Comisión de Cultura del Congreso del Estado revocó su decisión de incluir al obispo Juan Cruz Ruiz de Cabañas en la rotonda para no provocar, en palabras de la presidenta, una “confusión ideológica” entre los ciudadanos.

Es bien conocido que el obispo Cabañas es una de las figuras emblemáticas de la ciudad. No solo por su legado material, como su hospicio, hoy patrimonio de la humanidad, sino también por labores de caridad que se llevaban a cabo ahí dentro. Menos conocido es su involucramiento en la lucha de la Independencia: al comienzo estuvo en contra del movimiento de Hidalgo aunque al final apoyó a Agustín de Iturbide y su Plan de Iguala, documento mediante el cual se declaró a la Nueva España como país soberano. Esta enemistad con la causa de Hidalgo justificó la eliminación de Cabañas de la lista; no fuésemos a pensar que la LXI Legislatura de Jalisco busca reincorporarnos al Imperio Español.    

Lo grave de todo esto no es que Cabañas este o no entre los jaliscienses más ilustres. Finalmente la rotonda ya es en sí misma una gran confusión ideológica donde conviven Marcelino García Barragán (quien autorizó la intervención militar de la matanza del 68) con los líderes charros (básicamente sindicalistas de la CROC y CTM) y con artistas como Dr. Atl (que por cierto en esa escultura le amputaron la pierna equivocada). Lo grave es que la clase política, en una postura ultra paternalista, asuma que es su obligación construir y corregir la historia para generar discursos coherentes con su proyecto de nación.

Lo que los ciudadanos necesitamos no es que el gobierno nos arme un cuento revolucionario, con sus héroes y villanos, donde ponga y quite a quien sirva o incomode. Por el contrario, lo que necesitamos es conocer las contradicciones de la historia y de los mismos personajes que la componen. Saber que las heroínas y héroes no eran personajes míticos como los que nos enseñan los libros de la SEP sino personas de carne y hueso, con sus luces y monstruos.                          

          @APetersenC

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