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El mejor Camino

Estamos viviendo una etapa sumamente difícil, ciertamente, lo escuchamos a diario, y lo sufrimos personalmente, lo vemos en nuestro entorno y lo escuchamos a diario: nadie lo puede negar.

Es un hecho lo que a menudo repiten quienes más sufren: “estamos todos en el mismo barco,” sí sin lugar a dudas, bajo la misma tormenta…

Pero bien podemos preguntarnos ¿qué es lo que hemos aprendido a raíz de todo esto? ¿qué experiencias nos deja esta cuarentena y todo los esto de la pandemia? ¿hemos reconocido que estábamos ya rebasando muchos límites?

Sin embargo, todo lo que se percibe es que ni siquiera tenemos un mínimo de obediencia, pero sí mucha capacidad para echar la culpa a otros, para criticar, protestar y ofender, a mayores e inferiores, para reclamar a las autoridades y exigir lo que ni nosotros estaríamos dispuestos a aportar.

Eso sí, ha crecido la violencia, los desacuerdos, la capacidad de protestar, oprimir y agredir sin medir riesgos y consecuencias.

Pero, ¿Cuál es el mejor Camino?

Hace más de dos mil años se nos indicó con exactitud un Camino claro, seguro y efectivo, para solucionar

muchas calamidades, conflictos y hasta graves enfermedades…

Mas a pesar de que ha pasado tanto tiempo, los seres humanos no lo hemos entendido. Ni nosotros, ni nuestros antepasados, ni las generaciones que han transitado por nuestro mundo que vivimos.

Aunque sí, unas cuantas personas lo entendieron, lo vivieron, dejaron huella y todavía les recordamos y llamamos “santos”. Por ejemplo la Madre Teresa y san Pablo a quien conmemoramos su fiesta en este mes,

Pero ¿cuál es ese camino maravilloso? Nada más y nada menos que el que nos indicó Cristo Jesús en su Evangelio: el AMOR.

El Amor, bien entendido en su verdadera dimensión es como un caleidoscopio multicolor que de sorpresa en sorpresa nos lleva hasta escalar alturas.

Ahora bien, si todos y cada uno viviéramos el amor aunque fuera en su nivel más elemental, las cosas serían diferentes. Amar a los demás como a uno mismo ya sería mucho y muy buen comienzo y todos saldríamos ganando: grandes y chicos, y hasta las autoridades se verían mejor sin estarse lanzando indirectas a veces muy directas.

En fin, hay mucho para comentar y mucho dónde practicar el amor como respeto y solidaridad: en casa en familia, en el trabajo, en las redes, y hasta en los

pensamientos que cultivamos. Porque los hay buenos y los hay malos.

Y para completar, te comento que hay un librito que se llama: “Cuatro lecciones de amor”, que explica muy bien esto.

Y si no lo puedes conseguir, por lo menos lee el Capítulo 13 de la Primera. Carta de San Pablo a los Corintios. La encuentras en la Biblia, en el Nuevo Testamento.

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