El manotazo inicial y final de AMLO
El primero lo hizo como presidente electo hace seis años, el final lo dará como Presidente saliente antes de que finalice septiembre.
Para Andrés Manuel López Obrador el abrumador triunfo electoral de Morena y sus aliados, es la voz del pueblo que exige que continúe lo que él logró acuñar como el Gobierno de la “Cuarta Transformación”.
Poco importa que para lograr esa mayoría aplastante haya sido factor su constante desacato constitucional de intervenir en el proceso electoral, como lo ratificó ayer la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) al rechazar la impugnación que hizo la Presidencia de la República a los fallos de la sala especializada en el sentido de que violó la Ley Electoral en sus mañaneras del 11 de enero y 1 de febrero al infringir los principios de “imparcialidad, neutralidad y equidad, haciendo uso indebido de recursos públicos”. (Aquí habría que señalar que es otro ejemplo de lo absurda de nuestra Ley Electoral que tiene prohibiciones que para empezar ni el Presidente respeta, y que urge revisar).
Pero volviendo a lo manotazos, recordemos cómo el candidato presidencial electo Andrés Manuel López Obrador empezó a gobernar en la práctica al día siguiente de la elección del 1 de julio del 2018, al borrar de la escena pública al saliente presidente priista Enrique Peña Nieto, que no presentó la más mínima resistencia, en lo que a la distancia se ve como un claro pacto de impunidad.
La ausencia de Peña no sólo le permitió marcar la agenda sino tomar decisiones sin haber tomado formalmente el cargo. Así vino su gran manotazo inicial como fue la cancelación de la obra del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM), dijo, para que quedará clara la separación del poder político del poder económico, que ayer volvió a referir ayer.
El costo de ese capricho de poder, según el cálculo inicial de la Auditoria Superior de la Federación (ASF) fue de 331 mil 996 millones de pesos, 232 por ciento más que los 100 mil millones de pesos calculados por la 4T. Ese dato enfureció a AMLO quien hizo airados reclamos al titular de la ASF, quien ante el fuego presidencial “corrigió” y dijo que la cancelación sólo costó 134 mil millones. Habrá que sumar desde luego todo lo invertido en el AIFA que sigue siendo un elefante blanco.
Ayer desde su púlpito presidencial dejó claro que viene su manotazo final, que habrá que ver cuánto costará a los mexicanos, al insistir que la reforma constitucional del Poder Judicial, para que se elijan por votación ministros, magistrados y jueces, no se detendrá por más que le digan que eso provoca nerviosismo en los mercados financieros. Además de volver a subrayar la importancia de separar el poder económico del poder político, para eliminar la corrupción y la impunidad.
“Están equivocados, lo digo de manera respetuosa, están pensando que vamos a dar marcha atrás al propósito de reformar el Poder Judicial sólo porque hay nerviosismo financiero”, advirtió nuevamente ayer en su mañanera, para dejar claro, que a diferencia de Peña, él no cederá un ápice de su poder a su discípula Claudia Sheinbaum, en su etapa de presidenta electa, aunque si la invitará a sus giras.