El insano de Catedral
Salvo su nombre, no sabemos nada sobre el autor del crimen. Su biografía, su círculo social, sus motivaciones para cometer esta atrocidad. Es más, en este punto ignoramos si iba drogado, pues la Fiscalía estatal ha omitido informar los resultados toxicológicos.
Hablo de Sergio Arturo “N”, autor del atropellamiento masivo frente a la Catedral tapatía que el sábado pasado dejó seis personas lesionadas.
La Fiscalía del Estado de Jalisco informó ayer que lo vinculó a proceso por robo calificado, lesiones y daño en las cosas. Permanecerá en la cárcel durante el juicio. Su imputación es el primer paso; falta la explicación de lo ocurrido.
Ante el hermetismo de la autoridad, planteo tres hipótesis:
1) El agresor estaba drogado. Esta suposición es respaldada por su semblante en videos posteriores al ataque y la declaración de un testigo, según me lo refirió un tercero: “Yo veía su rostro fuera de sí”.
Abona a esta teoría que hay una droga, el crystal, que ha desplazado a otras como la cocaína. Su efecto es que desata brotes psicóticos, paranoicos y violentos. He hablado con psiquiatras que ven detrás de esta sustancia gran parte de la violencia que vivimos.
Ahora, estar “fuera de sí” implica una alteración, pero no siempre bajo alguna sustancia. El hecho sacudiría a cualquiera (la camioneta se atascó entre los cuerpos de las víctimas). Aunque creíble, la apreciación es subjetiva; la Fiscalía, ya dije, ha sido opaca en informarlo.
2) Se trató del robo de una camioneta y una huida desastrosa.
Esta teoría explicaría el atentado a partir de la impericia del ladrón, el azar y su torpeza para huir, quizás, por su inexperiencia.
3) Fue un ataque deliberado. La autoridad descartó un atentado contra los congregantes del Frente Nacional por la Familia, una organización provida.
Sin embargo, hay elementos que harían pensar en un acto dirigido, quizá no contra la agrupación, pero sí contra la multitud. Estas ideas me las compartieron un par de integrantes del Frente.
El autor del atentado robó el vehículo en la calle Independencia, en las inmediaciones del Mercado Corona. Para huir pudo seguir derecho y salir hasta Federalismo, una calle principal, pero viró a la izquierda en Zaragoza.
Cruzó avenida Hidalgo, otra arteria ideal para escapar, pero siguió de largo hasta la calle Morelos, en donde dio vuelta a la izquierda.
Sobre esta última vía chocó contra otro vehículo, retrocedió y volvió a retomar su camino hasta enfilar hacia la Catedral de Guadalajara. Antes cruzó la plaza y después impactó a la multitud.
La Fiscalía confirmó ayer que dentro del vehículo no había un niño, como se dijo inicialmente. ¿Entonces por qué lo perseguían? Parece que desde el inicio tuvo una conducción deliberadamente agresiva contra peatones.
Es sólo otra hipótesis.
Elena González, presidenta del Frente Nacional por la Familia Capítulo Jalisco, acusó fallas en los protocolos de seguridad y resguardo de la protesta. Sostuvo que previamente solicitaron una reunión con el municipio para atender estos puntos, pero jamás se les atendió de forma presencial.
La alcaldesa tapatía Verónica Delgadillo celebró ayer la pronta reacción de la autoridad tras ocurrido el ataque y la vinculación a proceso -era lo mínimo esperable-, pero hace falta una mayor transparencia y autocrítica de la autoridad para explicar el fondo de un hecho social traumático y las posibles omisiones en los protocolos.
Faltan todavía muchas respuestas.
jonathan.lomeli@informador.com.mx