El hogar, una escuela y la oficina
Para muchos padres de familia, ahora están teniendo que adaptarse a que en un mismo espacio, es la escuela de los hijos, y la oficina de los papás. Es una extraña realidad, pero habrá que adaptarse pronto a ella, porque está de locura, si lo vemos con la óptica de las tensiones que acarrea tratar de mantener pulcra y plena la atención.
Algunos ya han entrado en crisis y quieren salir corriendo, a donde sea, con tal de no permanecer más en esa cueva de locos en que se han convertido muchas casas.
Entre que los hijos, generalmente demandan mucha atención, y no dejan de aparecer las rivalidades y envidias entre los hermanos, que obligan a tener una paciencia que ni el santo Job podría enseñar.
El problema del Internet se ha transformado en un debate, pues en muchas casas, el servicio no alcanza para varios aparatos conectados al mismo tiempo y bajando videos. Así que las discusiones de quién tiene prioridad, se han puesto buenas. Amén de que las distracciones son tan abundantes que muchas veces ni si quiera se pueden atender los cursos y clases por más de 10 minutos, sin que la mente ande volando en las nubes, muy lejos de la pantalla.
La congestión en los espacios de casa, no facilitan que cada quien tenga un lugar apto para tener una cierta privacidad que permita un trabajo personal adecuado. Y qué decir de las mascotas, que ladran y ladran, o los gatos encumbrados donde les plazca, sin considerar que también saldrán en el video.
La cocina tan a la mano, facilita el antojó de una y otra vez extender la mano y robar alguna golosina de la alacena o el refrigerador.
Son más los inconvenientes que las ventajas, salvo los que tienen una lujosa casa, en donde hay espacio para que cada quien esté en su propia aula de clases u oficina; pero el grueso de las familias ya no encuentran una manera eficaz de resolver el paquete que nos ha regalado la pandemia. Habrá que encontrarle una solución.