El futbol que se derrumbó con el Muro de Berlín
La caída del Muro de Berlín hace 30 años no solo llevó a la reunificación de Alemania y la caída del comunismo en aquel país. A nivel futbolístico, eso representó el declive y la desaparición de una liga y clubes de futbol característicos de una región que, en el presente, aún adolece de una representación plena en el máximo nivel profesional alemán.
Cuando la Guerra Fría dividió a Alemania en dos partes, la Federal y la Democrática, también dio pie a una nueva liga de futbol, la Oberliga de la Alemania Oriental, que palideció en cuanto a nivel futbolístico respecto a su similar Occidental, pero dejó algunas historias interesantes por contar.
El campeonato de la Alemania del Este duró 43 años, de 1948 a 1991. El máximo ganador de ese campeonato fue el Dynamo Berlín con diez títulos, la mayoría conquistados en la década de los ochenta, y era el club oficial de la Stasi (la temible policía secreta de la Alemania Oriental), por lo que era favorecida por los arbitrajes, monopolizaba a los mejores jugadores del país, y sus aficionados eran coercionados para apoyar al equipo a cambio de no perder lo poco que tenían.
Otros clubes representativos de la Alemania Democrática (que de “Democrática” solo tenía el nombre) fueron el Dynamo Dresde, club ganador de ocho ligas fundado por la policía de la ciudad de Dresde; el Chemie-Halle, que jugaba en el Estadio Karl Marx; y equipos con nombres que detonaban su pertenencia a la clase obrera: Lokomotive de Leipzig (por los trabajadores de la industria ferroviaria), o el Energie Cottbus (por los empleados del sector energético).
Sin embargo, el Magdeburgo -actualmente en la Tercera División alemana-, fue el único club de la extinta Alemania del Este en conquistar un trofeo continental, la extinta Recopa de Europa en 1974, al derrotar al poderoso AC Milán por 2-0 en Rotterdam, Holanda.
A nivel selecciones, la Alemania socialista tuvo gran éxito en los Juegos Olímpicos, al conquistar cuatro medallas olímpicas: oro en Montreal 1976, plata en Moscú 1980 y dos bronces en Tokio 1964 y Munich 1972. Sin embargo, siempre quedará la sospecha de la limpieza de aquellos éxitos por el dopaje sistemático que se avalaba desde el gobierno.
A pesar del éxito olímpico, los alemanes orientales jugaron solo un Mundial, el de 1974 jugado en Alemania Federal. Es muy recordado el partido que los enfrentó en primera ronda y que terminaron ganando sorpresivamente los orientales por 1-0. Pero al final, el lado capitalista se quedó con la Copa del Mundo.
El futbol socialista de Alemania no fue tan poderoso como su contraparte capitalista debido a la falta de incentivos profesionales, lo que llevó a algunos jugadores del lado oriental a huir de su país para tener un mejor futuro del otro lado del muro. Un ejemplo fue Lutz Eigendorf, quien huyó de la Alemania Oriental en 1979 y murió cuatro años después en un misterioso accidente de coche en el que estuvo involucrada la Stasi.
Tras la defunción de la Alemania Oriental como consecuencia del derrumbe del muro de Berlín, los clubes de la Oberliga tuvieron una difícil nueva vida. La mayoría de los equipos juegan en divisiones inferiores y con dificultades para sobrevivir el día a día. Algunos aficionados como los del Hansa Rostock (último campeón de la Alemania Democrática), mutaron hacia una ideología de ultraderecha con resabios neonazis. Irónicamente, el club actual más representativo de la antigua Alemania Democrática es el RB Leipzig, club que, en su nombre, su escudo y su camisa, lleva las iniciales y símbolos de Red Bull, la empresa trasnacional de bebidas energéticas.