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El frágil acuerdo naranja en Jalisco

Emitida la noche del lunes, la convocatoria para participar en la contienda por las candidaturas del partido Movimiento Ciudadano (MC) a la gubernatura de Jalisco, alcaldías y diputaciones locales, inició la cuenta regresiva para que el próximo lunes se confirme o no si finalmente hubo acuerdo entre la cúpula naranja de Jalisco y que se registre un solo o una sola aspirante. 

Un candidato o candidata de unidad como se estila decir entre la clase política.

El tiempo se agota y faltan los acomodos finales en el tablero de las posiciones en juego para que las y los emecistas que están en el círculo más cercano al gobernador Enrique Alfaro logren equilibrar y acotar los espacios de poder bajo control del alcalde tapatío Pablo Lemus, para consolidar el acuerdo, que aunque frágil y logrado en los últimos días, existe para que él sea el abanderado naranja para buscar ligar un segundo sexenio de MC en el poder en Jalisco.

Uno de los puntos que siguen en la discusión es desde quién se queda de presidente o presidenta interina en Guadalajara cuando Lemus pida una eventual licencia, hasta quién se queda con la candidatura para sucederlo. Luego le sigue la reelección de Juan José Frangie en Zapopan, un espacio que el lemusismo no quiere soltar, y que los alfaristas quieren para uno o una de ellos.

Y es que justo las desconfianzas y reproches a Lemus iniciaron cuando de última hora tuvo que relevar en 2021 a Ismael del Toro como candidato en Guadalajara, y al ganar la capital del Estado, aparecer como una nueva figura ante el entonces liderazgo único que ejercía el gobernador en el grupo político gobernante. Vinieron luego los reclamos internos por sus supuestos incumplimientos en el reparto de cuotas en el Ayuntamiento y los señalamientos de que despreciaba a la estructura y a la militancia naranja, situación que hizo crisis luego de cuestionar la marcha contra una “FIL libre de Raúl Padilla” convocada por el partido naranja en el punto más álgido del pleito del gobernador con su finado ex aliado líder del grupo UdeG.

Por estos y otros desencuentros, la nomenclatura naranja dio por cancelada la posibilidad para Lemus, y vino una intensa promoción para Alberto Esquer, luego para Clemente Castañeda, y más recientemente de Verónica Delgadillo y Salvador Zamora. Sin embargo, lo que volvió a dar vida a Lemus en julio pasado fue el estruendoso rompimiento de Alfaro con Dante Delgado, dirigente nacional emecista, quien mantiene la convicción de que debe ser postulado el que tenga la mayor popularidad y rentabilidad política. 

Así que habrá que ver si se impone el muy desarrollado sentido pragmático de las y los políticos naranjas y mantienen y logran los acuerdos faltantes, o se registran dos o más candidatos y/o candidatas que compitan en una convención de delegados que perdería Lemus, pero que impugnaría el Comité Nacional que controla Dante y donde está la última palabra sobre las candidaturas a las gubernaturas. Veremos. 

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