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El efecto Sheinbaum en Jalisco

Apuntaba aquí el viernes que como buen ex priista, en su calidad de jefe político de su partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha empezado nuevamente a calcular y a mandar señales encontradas de con quién jugará en las elecciones del 2024 en Jalisco, si con el alfarismo o con el padillismo, tal como lo hizo hace más de una década en el proceso electoral del 2012, en el que optó por los entonces conocidos como Tlajomulco boys.

Por esta razón, añadía, esa fue la gran incógnita que dejó abierta su aspirante presidencial favorita Claudia Sheinbaum, luego de la visita que hizo a Jalisco el fin de semana anterior, cuando se reunió con presidentes y presidentas municipales morenistas en Tlajomulco y encabezó, junto con el rector general de la Universidad de Guadalajara, Ricardo Villanueva Lomelí, un multitudinario acto en el Centro Universitario de Tonalá.

Por la coyunturas políticas en Jalisco, el factor Sheinbaum sacó muchas chispas que podrían trastocar el tablero político local.

Por un lado, el acercamiento de la morenista con el Grupo UdeG se da en medio de más de un año de hostilidades con el Gobierno alfarista, y cuando, aparentemente, el gobernador Enrique Alfaro mantiene con el Presidente una tregua que se ha reflejado, pese a lo tardío, en apoyos para las obras de la Presa El Zapotillo y la Línea 4 del Tren Ligero.

Por el otro, la reunión entre el presidente del consejo estatal morenista, Carlos Lomelí, con el líder del Grupo UdeG, Raúl Padilla López, que se leyó como el inicio de una eventual alianza entre el partido del Presidente y el partido estatal Hagamos, que es el brazo electoral del grupo universitario, causó ecos en el palacio municipal tapatío. Y es que este encuentro se dio luego de una semana de fuertes encontronazos entre el regidor tapatío de Morena y el alcalde de Guadalajara, Pablo Lemus, lo que podría cancelar la posibilidad de reestablecer los lazos y la evidente alianza que tenía con el ex rector, en su ruta a la gubernatura en la que sigue de puntero indiscutible.

Hace 10 años como candidato presidencial perredista, AMLO, advirtió que si no había arreglo entre el PRD Jalisco, dominado por los padillistas, y el equipo de Alfaro que quería y obtuvo la candidatura por la gubernatura por el PT y MC, él respaldaría y haría campaña con el mejor posicionado, aún si eso implicaba desconocer al candidato local del perredismo, lo que finalmente pasó.

Luego vino el rompimiento AMLO-Alfaro, porque el ahora Presidente le reclamó jugar con el PAN. Con Padilla las diferencias han sido desde siempre por el control del PRD en Jalisco. Por eso contra los dos ha embestido desde su rueda de prensa mañanera en varias ocasiones. Pero su pragmatismo político lo hace hoy volver a hacer a un lado las diferencias y empezar a calcular su mejor opción. Veremos.

Jaime Barrera

jbarrera4r@gmail.com

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