El duelo por el SNTE en Vallarta
El martes 26 de febrero de 2013, en el arranque del sexenio de Enrique Peña Nieto, se esperaba el arribo a Guadalajara de la entonces mujer fuerte del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) Elba Esther Gordillo, para encabezar una reunión de la má s poderosa agrupación gremial del País en un hotel cercano a la Glorieta Minerva.
La maestra nunca llegó a aquella asamblea porque fue detenida en el camino en el aeropuerto de Toluca, y encarcelada acusada de lavado de dinero y delincuencia organizada. El fin a la impunidad con la que siempre se manejó respondió, más que a una auténtica cruzada contra la corrupción (que nunca se dio por ejemplo contra el líder del sindicato de Pemex, Carlos Romero Deschamps, a quien se le han acreditado iguales o mayores dispendios) a una clara venganza del Gobierno peñista por la falta de apoyo del SNTE a través de su Partido Nueva Alianza en la elección, y por considerarla un claro obstáculo para la implementación de la Reforma Educativa.
Pues bien, casi cinco años después de aquel episodio, Gordillo, desde la prisión domiciliaria que cumple y a través de sus incondicionales aún con presencia en el sindicato magisterial, Rafael Ochoa Guzmán, ex secretario general, y Moisés Jiménez, buscará retomar el control del SNTE, en la XLIV sesión del Consejo Nacional que inició ayer en Puerto Vallarta.
La misión que les encargó es que impidan que el actual líder de los maestros, el jalisciense Juan Díaz, quien era cercano colaborador de Gordillo y se quedó en su lugar desde su detención, asuma la presidencia del Consejo General del SNTE. Para ello, maestros gordillistas interpusieron desde la semana pasada amparos para evitar este nombramiento, bajo el argumento que la presidencia la seguía teniendo Elba Esther.
Aunque es claro que Díaz abandonó a su suerte a su ex líder y se convirtió en un claro aliado e interlocutor del gobierno de Peña Nieto para la Reforma Educativa, la embestida de Gordillo más que tener como destinatario final a su sucesor, es parte de una estrategia para recuperar el SNTE para apoyar desde ahí la candidatura de Andrés Manuel López Obrador, en lo que muchos han leído como la venganza de Elba contra el Presidente y el PRI por haberla encarcelado.
Así, será en Vallarta donde la ex líder del SNTE iniciará el segundo intento de ser factor de triunfo para Morena en detrimento del PRI que la encumbró. El primero fue el año pasado en la elección del Estado de México que envió a su yerno Fernando González Yáñez, a su nieto René Fujiwara y a sus operadores sindicales para apoyar a la candidata de Morena, Delfina Gómez. Hoy, todos ellos tienen en la mira el SNTE.