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El duelo Sheinbaum-Ebrard que ya raspó a Slim

Como se veía venir, el desplome de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México ocurrido el 3 de mayo, que costó la vida de 26 pasajeros y dejó más de 100 heridos, y que cimbró al gobierno de la autollamada cuarta transformación, ya desató las disputas internas entre los equipos de los prinicipales aspirantes morenistas a suceder al Presidente Andrés Manuel López Obrador. Por un lado, la jefa de gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, y por el otro el titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard.

Tanto Sheinbaum como Ebrard llegaron ayer a su primer gran encontronazo que significó la presentación del peritaje preliminar de la empresa noruega DNV que contrató el gobierno de la CDMX, ya tocados y lastimados por episodios recientes. Ambos por el colapso del tren, pero en mayor grado el canciller por haber sido durante su gobierno, hace una década, cuando se construyó la también conocida como “Línea Dorada”, y más aún por el reportaje publicado en The New York Times la semana pasada, donde se asegura que la tragedia de la Línea 12 se debió a fallas en su construcción por las prisas de inaugurar esa nueva línea de transporte masivo antes de concluir su gestión como jefe de gobierno de la CDMX. 

A los efectos negativos de quienes piensan que Sheinbaum tendría responsabilidad por descuidar el mantenimiento en el sistema Metro y por no atender los evidentes signos y reportes de vencimiento en la vía elevada que se vino abajo, y que nadie de sus funcionarios a la fecha haya sido llamado a cuentas, se le sumó en contra de su aspiración presidencial los pésimos resultados electorales que tuvo el 6 de junio al perder más de la mitad de alcaldías de la CDMX: el principal bastión ex perredista y ahora morenista que gobernaban desde 1997.

Por eso, el primer dictamen del peritaje preliminar que hizo la noruega DNV y que presentó el secretario de Obras y Servicios de la CDMX, Jesús Antonio Esteva, que atribuye a una falla estrutural provocada por al menos seis deficiencias detectadas en los peritajes (falta de pernos Nelson en las trabes que conforman el conjunto del puente, soldaduras no concluidas y/o mal ejecutadas y diferentes tipos de concreto, entre otras), la caída de este tramo de la L12 fue interpretado por muchos como un golpe directo al también conocido como el “carnal Marcelo”, porque así lo llama (¿o lo llamaba?) López Obrador, por la cercanía y cariño que le tiene (¿o le tenía?) el Presidente.

Para rematar, Sheinbaum anunció que con la autorización expresa de López Obrador se hará un proyecto ejecutivo de refuerzo y rehabilitación de la L12 y que buscará, para tener reuniones técnicas, a los constructores de la obra del Grupo Carso, con lo que alcanzó y raspó sin mencionar su nombre, al propietario de esa megaconstructura, Carlos Slim, el principal aliado empresarial de AMLO y de Ebrard, cuya empresa queda condenada en el peritaje de dar gato por liebre, al poner menos pernos que los que el gobierno compró, entre otras corruptelas.

Así pues, hay un canciller presidenciable en apuros que ayer acusó de recibo del golpazo de su correligionaria al lanzar un comunicado en sus redes sociales en el que, además del peritaje (que coincide con lo revelado por el NYT), se requiere “una indagatoria que revise todo el proceso de toma de decisiones en el diseño, trazo, supervisión y mantenimiento de la obra, así como los numerosos informes que la han revisado en los últimos años”.

jbarrera4r@gmail.com

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