El dólar está a 18.92 pesos, ¿hay fuga de capitales?
El peso cotizaba a 16.96 por dólar el 31 de mayo, dos días antes de las elecciones. Ayer, 1 de agosto, estaba en 18.92 a las 8 de la noche. En dos meses el superpeso se ha depreciado 11.8%. Es la moneda de países emergentes que más ha perdido valor frente al dólar en este bimestre.
Esta depreciación del peso pone fin a un periodo de cuatro años, en donde pasó algo inédito en nuestra historia reciente. La moneda mexicana pasó de valer 24 por dólar a tocar un piso de 16.26 por dólar. Fue una apreciación de 32% en un cuatrienio. No habíamos vivido algo así. Ninguna moneda de países emergentes tuvo un desempeño igual. Por eso, empezamos a hablar de superpeso para referirnos a nuestra divisa.
Estos dos meses de volatilidad nos han traído muchas preguntas, una menor, pero llena de significado es si ha llegado el momento de quitar lo de súper al peso. Somos de corta memoria. Un peso que se cotiza a 18.92 por dólar sigue estando 17% por encima de su valor en 2020.
No me detendré en valorar los méritos de los adjetivos o apodos que merece el peso. Dejo esa tarea a los cronistas deportivos, que saben mucho de eso. Las cuestiones más relevantes son ¿por qué ha perdido valor nuestra divisa?, ¿qué factor o factores explican lo que está pasando?
La respuesta no se encuentra en los datos económicos, cuando menos, no de manera evidente. Es verdad que hay una desaceleración económica que se refleja en un crecimiento del PIB de apenas 1.1% en el segundo trimestre, pero los sectores y actividades que generan dólares y otras divisas fuertes se mantienen en números positivos, con crecimiento respecto al 2023: turismo, exportaciones, Inversión Extranjera Directa y remesas.
Quiero detenerme en las remesas. Estas se mantienen con una dinámica impresionante. En el primer semestre de 2024 fueron 31 mil 343 millones de dólares, un crecimiento de 3.6% respecto al mismo periodo de 2023 y un récord para un primer semestre.
Para explicar la pérdida de valor del peso no podemos descartar “lo económico”, pero es mejor que apuntemos la luz a los factores políticos. El primer tropezón ocurrió el 3 de junio, cuando los inversionistas se enteraron de que Morena había ganado por amplio margen. No sólo la elección presidencial, sino también las elecciones de diputados y senadores. La posibilidad de que tengan mayoría calificada se volvió algo muy real. Otra depreciación fue la consecuencia de unas declaraciones de Ignacio Mier, legislador electo. El superpeso tropieza con la superlengua de Mier, titulamos en El Economista. En ese momento, parecía que había sido una ocurrencia del legislador poblano. A siete semanas de esas declaraciones, todo indica que Mier estaba en línea con el Presidente López Obrador. Morena y aliados harán todo lo posible para que el Plan C se apruebe en septiembre.
La volatilidad del tipo de cambio del peso frente al dólar responde al clima político. Expresa el nerviosismo de inversionistas institucionales y personas físicas. Es la reforma del Poder Judicial, la desaparición de los órganos autónomos y el riesgo de que cambien las reglas del juego... otra vez.
¿Hay fuga de capitales? El subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio, lo descarta y utiliza como argumento el nivel de las reservas internacionales del Banco de México. Al 26 de julio de 2024, eran 221 mil 725 millones de dólares, casi nueve mil millones de dólares más de las que había a fines de 2023. Nunca habían estado en este nivel. El dato de reservas del banco central nos dice que han entrado más divisas de las que han salido. En todo el año, pero también después del 2 de junio.
¿Podemos hablar de fuga de capitales? Es un asunto difícil de medir y complicado de definir. El crecimiento de las reservas del Banco de México es un elemento importante, pero no definitivo. Una depreciación de 11.8% indica que ha crecido la demanda de dólares o que ha disminuido el apetito por tener pesos. Aquí tenemos anécdotas de unas personas que están haciendo compras hormigas de dólares y de otras personas o empresas que están transfiriendo dinero desde México hacia otros países. Las anécdotas son indicios y son referidas por personas creíbles, pero no son toda la película. Son piezas del rompecabezas. Hay que tomar en cuenta que la inmensa mayoría de operaciones con el peso se hacen fuera de México, por ejemplo, en el mercado de Chicago.
Hablar de fuga de divisas es complicado, entre otras cosas, porque tenemos referencias de otros momentos en los que la economía y los mercados cambiarios funcionaban de una forma muy diferente a la de ahora. Hubo fuga de capitales al final del sexenio de Echeverría, López Portillo o Salinas de Gortari. Entonces, el tipo de cambio estaba controlado y el peso no era una moneda tan líquida.
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