El dilema tapatío del estéreo robado y la 5 de febrero
«Lo que no tenemos, se lo conseguimos». Este letrero colocado en cualquier negocio animaría al comprador. Leído en un local de la calle 5 de febrero, vórtice de la venta de autopartes en Guadalajara, más bien me alarmó.
En una esquina, abordé al encargado de un negocio para contarle mi dilema. Me cristalearon el carro y se robaron todo el módulo frontal, junto con la pantalla touch y el estéreo.
No sé qué hacer, le expliqué.
La agencia me cotizó el chiste en 12 mil pesos. Sin embargo, uno de los empleados, al ver mi cara de espanto, se sinceró: «En la 5 de febrero lo consigue por cuatro o cinco mil pesos. Ahorita están de moda».
También me sinceré frente al dependiente de la 5 de febrero:
-¿Cómo puedo garantizar que no sea robado?
-Pues no compres nada.
Empezamos mal.
-¿Es seguro si dejo aquí el carro o hay mucho robo de autopartes?
-Aquí sólo las traen.
La ironía de la risa no me desalentó.
Más de un tapatío ha enfrentado este dilema. Sale caro si compras en la agencia la autoparte, con el riesgo de que te la roben otra vez.
Si compras en la 5 de febrero, pagas barato pero incentivas el mercado negro ante la dudosa procedencia de la pieza. A ti o a otro se la volverán a robar.
Continué mi búsqueda.
Hubo consenso entre varios dependientes. Hay que mercar sólo en local cerrado y solicitar factura. Ellos compran las piezas de autos chocados a las aseguradoras.
Ante una anomalía, tienes dónde reclamar. Evita a los coyotes, sobre todo en las entradas a la zona, que te ofrecen cualquier pieza. Los jóvenes en motonetas, en pareja y solitarios, son un avispero interminable. Cuidado ahí.
Ahora un poco de historia.
En 2010, los diputados tipificaron el hurto de autopartes como robo calificado. El problema no cedió. Hoy el Código Penal lo castiga hasta con ocho años de cárcel. Penas más severas, ya quedó claro, no inhiben el delito, mucho menos si nunca arrestan al ladrón.
En 2018, los legisladores aprobaron otra reforma para la venta de autopartes. Incluye que el vendedor presente factura, nota de venta, copia INE y que firme una carta responsiva. Nadie supo darme razón de esas medidas.
En 2019, la Fiscalía del Estado decomisó 13 mil 808 computadoras de auto en una bodega de Analco. Devolvió sólo 69 a sus dueños.
Cada gestión municipal y estatal promete acabar con el mercado negro de autopartes en la 5 de febrero. Salvo operativos espectaculares, la mafia persiste.
Mi dilema es también un privilegio porque puedo valorar la opción, no menos catastrófica, de pagar 12 mil pesos. En este país, ese monto rebasa el salario promedio de un trabajador.
No encontré el estéreo original. «Esos caen en el Parián, allá por San Juan de Dios», me dijeron en la calle de Los Ángeles. Un flacucho me ofreció instalar otro modelo por cuatro mil pesos.
Llamé a la agencia otra vez. No había equipos disponibles hasta nuevo aviso.
Mientras veo el boquete del módulo frontal de mi auto, pienso en la frase de Peña Nieto: ¿qué hubieran hecho ustedes?