Ideas

El dilema de un indeciso 

Si ya definiste tu voto por la gubernatura de Jalisco, felicidades: este texto no es para ti. Lo escribo para los indecisos porque, sépanlo, no estamos solos: hasta dos de cada diez votantes andamos igual.  

Si después del cuarto debate, además de aburrirte, sólo confirmaste que ninguno te convence, pues hallas más razón para rechazar a los tres juntos que argumentos para favorecer a uno solo; si también te planteas esta encrucijada:

Claudia Delgadillo (Morena). Una candidata errática que hace unas horas todavía era priista. Durante cuatro debates reiteró un desconcierto generalizado, en donde las palabras rompían filas y las ideas se batían en retirada a media propuesta. 

Pablo Lemus (MC). Gran orador, pero con una visión economicista de la política en donde priva el adelgazamiento de lo público bajo un modelo de concesiones y privatización. Su lema apuesta por el libre mercado: dejar hacer, dejar pasar, dejar construir. 

Laura Haro (PRIAN). La candidata más articulada y razonable, pero sin conciencia histórica ni autocrítica. Sobre su espalda carga lo peor de ocho décadas de partidocracia, hoy más cerca de la extinción que de la preferencia de los votantes en un lejano tercer lugar.  

Siempre queda anular. Los colectivos de personas sin localizar lanzaron una campaña para votar por un desaparecido para hacer visible el problema. Pero si esa no es tu opción, sólo puedo compartir un consejo: el voto diferenciado. 

Un gobernador con un contrapeso parlamentario es mejor que uno con todo el Congreso a su favor. Para demostrarlo sólo revisemos cómo han operado Enrique Alfaro y sus 17 legisladores naranjas en el Congreso de Jalisco. 

Sus diputados recién evitaron la comparecencia de Carlos Enrique Torres Lugo, titular del SIAPA, por el desabasto de agua. También le dieron al mandatario manga ancha para aprobar más deuda, concesionar obras como la Línea 4 y aprobaron todas sus iniciativas sin discusión. 

Este sometimiento legislativo se amplió, en algunas negociaciones, al PAN y al PRI, con cinco diputados cada uno. Con Morena también negoció para aumentar el presupuesto a partidos políticos (cuando se trata de sus intereses, la clase política siempre está de acuerdo). 

Un congreso con mayoría legislativa del partido en el poder otorga al Ejecutivo una fuerza perniciosa. Lo experimentamos también a nivel federal. El diálogo, el debate y la rendición de cuentas, propios de un parlamento, se vuelven simulación y sumisión. 

El voto diferenciado es una apuesta por el equilibrio. Consiste en votar por un partido distinto al del gobernador para buscar más controles democráticos en el parlamento con una oposición fuerte. Tan importante es el mandatario como el Poder Legislativo que lo acompaña/vigila. 

El voto diferenciado tampoco es una garantía debido a la incertidumbre de los resultados, pero se acerca más a una elección razonada. En cualquier relación darlo todo a una sola persona, sin límites ni condiciones, es desaconsejable. ¿Por qué en democracia sería distinto? 

Síguenos en

Temas

Sigue navegando