El día más importante para la democracia
La democracia se comprende mejor si la imaginamos como una serie de piezas que nos permiten vivir con reglas claras, en libertad y transmitir los Poderes públicos en paz. Así por ejemplo, cuando un juez independiente es capaz de impedir una arbitrariedad de cierta autoridad, hablamos de división de Poderes, una pieza de la democracia. Cuando un reportaje arroja luz sobre algún problema que afecta a la sociedad, hablamos de libertad de prensa, o sea, democracia. Cuando una universidad decide de manera autónoma realizar una investigación crítica, hablamos de autonomía, una vez más de democracia; y cuando miles de personas voluntariamente acceden a contar y cuidar los votos de sus vecinas y vecinos, estamos hablando de participación ciudadana, pura democracia en acción.
La suma de todas esas cosas y su ejercicio, forman parte de un collage que, con más o menos fortuna, permiten una vida libre y con derechos. Todas admiten grados -más o menos independencia judicial, más o menos autonomías, más o menos medios de comunicación críticos, etcétera-, pero dentro de ese conjunto, la pieza que no puede faltar y que no puede fallar son las elecciones limpias. Sin ellas no es posible hablar de democracia y por eso se convierten en una cuestión central de nuestra vida común, cívica y política. Puedo ser más enfática: si no hay elecciones limpias es imposible hablar de democracia.
Y aquí estamos: en el día más importante para una joven democracia como la mexicana y como la de Jalisco.
A las 08:00 de la mañana empiezan a funcionar 10 mil 863 casillas que estarán dispuestas para recibir el sufragio de seis millones 619 mil 041 jaliscienses, que tienen como garantía el hecho decisivo de que sus propios vecinos y vecinas son quienes cuidarán la legalidad y la limpieza de sus comicios. En esta ocasión cerca de 97 mil personas estarán a cargo de las elecciones en las casillas jaliscienses durante toda esta jornada. Especialmente a ellas y ellos, muchísimas gracias por su entrega cívica ejemplar.
Llegar a este escenario ha significado un gigantesco esfuerzo humano e institucional que se ilustra en un sólo dato: el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Jalisco se multiplicó 50 veces para pasar de 120 funcionarios regulares y permanentes, a una gran estructura de cinco mil 226 personas que están trabajando hoy mismo, todos desplegados en los 125 municipios, en los 20 distritos locales y en cada rincón de nuestra Entidad.
La ciudadanía tendrá en las boletas la posibilidad de elegir entre nueve partidos y dos coaliciones que han postulado siete mil 190 candidaturas. Contienden para alcanzar la gubernatura del Estado, las y los 38 legisladores del Congreso Local, las 125 alcaldías, mil 231 regidurías y por supuesto, en la misma casilla, elegirán a la Presidencia de la República, las senadurías y las diputaciones federales.
Hay que repetirlo: nuestro país y nuestra Entidad están escenificando el día de hoy, una competencia que pone en juego al mayor número de cargos públicos que haya dispuesto elección alguna en nuestra historia (mil 520 sólo locales). En Jalisco todo el poder público será renovado mediante el mecanismo democrático del voto libre y por eso es tan importante la participación de las y los ciudadanos.
Las garantías para una elección imparcial y confiable están ahí: el secreto del voto que ocurre en la soledad de la mampara; el recuento público de cada boleta para hacer respetar la voluntad popular; las actas que se llenan frente a las representaciones de los partidos políticos; la presencia de observadores electorales; la difusión oportuna de los resultados y las tendencias preliminares esta misma noche, además de la posibilidad de verificar con transparencia cada paso de la organización electoral, son solo algunas de las cientos de garantías que nuestro sistema electoral ofrece para que este día ratifiquemos lo más importante: que la ciudadanía de México y Jalisco eligen a sus gobiernos legal, abierta y pacíficamente. Que votan y participan en libertad. En suma, el día de hoy ratificaremos que México y Jalisco siguen siendo obstinadamente democráticos.