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El auditor va

Hace justamente una semana señalé aquí que dos hechos le abrían la posibilidad a Jorge Ortiz, titular de la Auditoría Superior del Estado de Jalisco (ASEJ), de dar un golpe de timón y demostrar que esa institución (que estuvo secuestrada casi una década por una trama de intereses de la clase política y gubernamental, así como de poderes fácticos como el Grupo UdeG) ha empezado a cambiar y no es más la tapadera y testigo mudo de la corrupción y la impunidad en Jalisco. 

1) El reclamo que hizo el Comité de Participación Social (CPS) del Sistema Estatal Anticorrupción (SEA) de que se les incluyera en el Comité de Seguimiento y Evaluación que vigilará el uso del crédito de seis mil 200 millones de pesos que el Congreso, en votación dividida, le autorizó al gobierno de Enrique Alfaro, y en el que inicialmente no se les había incluido, y 

2) El rechazo que hicieron las y los diputados del partido Movimiento Ciudadano y sus aliados panistas, supeditados al Ejecutivo, de auditar en tiempo real los gastos realizados para atender la pandemia del coronavirus, sobre todo por el riesgo de discrecionalidades y abusos por el hecho de que el decreto de la emergencia sanitaria les permite a los gobiernos hacer compras sin las licitaciones que se hacen habitualmente.

La buena noticia es que esta vez el auditor mostró los reflejos que todo buen fiscalizador debe tener y aprovechó con creces estas dos circunstancias para cumplir su responsabilidad y trabajar para acreditar que la ASEJ tiene una nueva cara.

Ayer se dio un paso importante en esa ruta con el anuncio de que esta institución inició con la vigilancia del gasto público por el COVID-19 y por la deuda pública del Estado de Jalisco.

En un comunicado, la ASEJ informó que se ha solicitado al gobierno estatal información de las erogaciones realizadas por la pandemia y la documentación de la contratación de la deuda, así como la creación de un micrositio especial en su página web para que la ciudadanía se entere de las peticiones de información y las respuestas del Ejecutivo y del Legislativo para dar seguimiento en tiempo real a esta auditoria especial.

De entrada la ASEJ está requiriendo los programas y apoyos destinados para atender los efectos del coronavirus; las adquisiciones, arrendamientos, contrataciones y sus procesos de adjudicación; todo lo referente a los trámites de la deuda pública recién contratada; el gasto en las acciones de inversión en programas para la reactivación económica; así como las modificaciones y reasignaciones presupuestales que se hicieron también por la contingencia sanitaria.

Lo dicho, era la hora del auditor. Lo ideal es que se cumpla con la expectativa de rigor, independencia y fuerza para vencer las resistencias a la rendición de cuentas de nuestra clase política, que regrese la credibilidad a la ASEJ, y que ayude a despertar al resto de los titulares de las dependencias que integran el SEA, como la Fiscalía Anticorrupción, la Contraloría, el Tribunal Administrativo, el Poder Judicial y el Instituto de Transparencia. 

El auditor va y todos ellos y ellas, y las instituciones que representan deben acompañarlo, junto con los integrantes del CPS, para que vayan ahora sí como un sistema anticorrupción. Veremos. 


jbarrera4r@gmail.com

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