Ideas

El arte de la conversación musical

Por varias razones el arte de conversar se ha desvanecido, por eso creo que la música nos puede ayudar a recuperar esa pérdida ahora que podemos oír música entre los cientos de conciertos disponibles en YouTube o Música en México al tiempo que observamos, maravillados, cómo los pianistas recorren las ochenta y ocho teclas blancas y negras, casi a ciegas y sin fallar en ningún momento, mientras que yo, a pesar de ver el teclado de mi computadora con sus letras, números y signos, en lugar del acento tecleo “enter” y sale el correo antes de tiempo.

Se han reiniciado los conciertos en vivo, aunque al 30% de su capacidad, en la Sala Nezahualcóyotl de la UNAM y en la espléndida sala de conciertos del Conjunto Santander de Artes Escénicas en Guadalajara. Una de las ventajas, cuando asistíamos a esos conciertos, como ahora lo podemos hacer, es que sólo nos dedicamos a oír la música y no la estamos usamos como fondo musical, por eso, podemos entender lo que nos dice o lo que está implícito, sin evitar que se nos venga a la cabeza uno que otro recuerdo, idea o fantasía provocada por lo que estamos oyendo, como una asociación libre musical.

“La música compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu”, decía Dorotea en El Quijote. En particular, creo que las obras de Mozart componen los ánimos medios destartalados, porque expresan los sentimientos, a veces dolorosos, en frágiles hilos como los que sostienen el escenario de la vida.

Descubrí el Concierto No. 9 para piano que compuso Mozart en el invierno de 1776 cuando fue interpretado por una célebre pianista francesa llamada Victorie Jenamy que estaba de visita en Salzburgo que coincidió con la obra recién compuesta por Mozart que se la iba a llevar a París en la próxima primavera como tarjeta de presentación para sus potenciales empleadores en la corte o en la iglesia francesa. 

La pianista María Joäo Pires. ESPECIAL

Victorie dicen que era una magnífica pianista, como en nuestro tiempo es Maria Joäo Pires (1944-) quien interpretó este concierto en el año 2000 con la Orquesta Filarmónica de Viena dirigida por John Eliot Gardiner. Aunque la grabación en YouTube no es perfecta, podemos observar cómo la solista, después de tocar una frase, voltea atenta para oír la respuesta de los diferentes instrumentos. Esto me encantó, no lo había visto antes y, por eso, pensé que es un buen ejemplo del arte de la conversación musical.

“Si yo converso con un alma fuerte… sus ideas hacen surgir a las mías: el celo, la gloria, el calor vehemente de la disputa, me empujan y realzan por encima de mí mismo”, como decía Michel de Montaigne en uno de su Ensayos.

El calor vehemente lo captamos cuando la frase se repite y alterna con la orquesta o cuando las cuerdas repiten lo que ha dicho el piano y éste responde como si hubiese entendido lo que ellas querían decir o viceversa. 

El concierto con María Joäo es una joya por la dulzura, sencillez con la que toca, así como, por ese estar atenta a la respuesta de los instrumentos, como nos gustaría hacerlo cuando estamos platicando, atentos de lo que uno y otro diga. 

En el Andantino se repite la frase con calma, como si tratara de explicar con manzanitas lo que está detrás de lo que quiere decir en esa frase tal vez porque Maria Joäo es “un músico, más que intérprete, es un lector y, como buen lector, percibe cada frase leyendo lo que está escrito en ella, así como, lo que está implícito”, como sugería Muñoz Molina y, por eso transmite lo que va leyendo. 

Creo que Maria Joäo Pires nos ayuda a entender lo que está implícito en la música de este concierto que perdura hasta nuestros días “por la profundidad de los sentimientos y la elegancia de sus maneras”, además de ejemplificar el arte de la conversación musical.

malba99@yahoo.com

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