El adiós de un Tlajomulco boy
Alberto Uribe fue junto con Clemente Castañeda, Ismael del Toro y Hugo Luna el círculo más cercano a Enrique Alfaro, cuando en 2010, postulado por el PRD, conquistó en su segundo intento la alcaldía de Tlajomulco. Seis años antes, como candidato del PRI, había perdido esa misma elección.
A aquel grupo emergente de jóvenes políticos, hoy cobijados en el partido MC, se les conoció como los Tlajomulco Boys. Adquirieron notoriedad cuando al asumir el poder en Tlajomulco rompieron con el poderoso Grupo Universidad, de Raúl Padilla. La primera gran bandera del líder del naciente grupo alfarista fue que ese municipio se declaraba liberado del yugo del ex rector de la UdeG al no permitir que les impusieran funcionarios. En esa estrategia política fue clave el papel de Uribe, quien llegó como pieza del grupo universitario y se convirtió en el más fuerte aliado de Alfaro, al grado que se quedó como alcalde interino cuando este se fue a buscar por primera vez la gubernatura que perdió con Aristóteles Sandoval.
Paradojas de la política, hoy que el todavía alcalde de Tlajomulco rompe con Alfaro, los naranjas están más que entendidos con el Grupo padillista de la UdeG para jugar del mismo lado en la próxima elección.
Desde siempre se supo que en la dinámica interna de aquel equipo compacto el que más se atrevía a cuestionar las decisiones del hoy nuevamente aspirante a gobernador era Uribe. Pero las diferencias que empezaron a enfriar la relación iniciaron desde hace tres años que el ahora coordinador de la campaña de Andrés Manuel López Obrador en Jalisco empezó a buscar la candidatura a Tlajomulco, que finalmente logró, pese a los obstáculos, que aseguraba, siempre le puso Alfaro. Síntoma de ello fue que la noche del triunfo electoral Uribe se quedó a festejar en Tlajomulco y no con Enrique en Guadalajara como hicieron el resto de los candidatos naranjas metropolitanos ganadores.
Otros roces vinieron al inicio de sus respectivas gestiones municipales. Desde las resistencias a supeditarse a los lineamientos de una especie de alcalde metropolitano tapatío, hasta las que se dieron por decisiones de Gobierno en Tlajomulco que contrariaban las tomadas en la gestión de Alfaro y de Del Toro, como el tema de la clausura del proyecto Santa Anita Hills, que empujan constructores aliados del alfarismo.
De lado naranja, argumentan que la salida de Uribe responde en realidad a su ambición desmedida en la petición de espacios. Para responder a esas versiones y las motivaciones más profundas de su salida, Uribe aclaró ayer que no irá por ningún cargo, y se montó a la narrativa de que se va de MC porque la opción de cambio en México es AMLO y no el panista Anaya a quien apoya Alfaro.
jbarrera4r@gmail.com