El Zapotillo: consultar a las comunidades
Tras su reunión con el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, la tarde del pasado martes, el gobernador Enrique Alfaro Ramírez prácticamente da por hecho que el gobierno federal respaldará su propuesta de terminar la presa El Zapotillo y modificar un acuerdo de reparto de agua entre Jalisco y Guanajuato.
Con esta presa y con el acuerdo de entendimiento que firmó hace dos años con el gobernador de Guanajuato, Diego Sinhue Rodríguez, Enrique Alfaro da por hecho que se termina la construcción de la presa y que el mayor volumen de agua será para Jalisco.
Pero las cosas no son tan sencillas como las está planteando el gobernador. El propio presidente López Obrador matizó el optimismo que parece mostrar Enrique Alfaro. En la conferencia mañanera de ayer, aunque el presidente admitió que debe resolverse el problema de abasto de agua para (en ese orden lo citó) León, Guadalajara y Los Altos, recordó que existe oposición de los pobladores a que se inunden sus pueblos, por lo que se tiene qué ver la forma de llegar a acuerdos con ellos. Es decir, tomar en cuenta y dialogar con las comunidades afectadas, postura que no ha tomado el gobernador de Jalisco.
Así lo dijo López Obrador: “Hay que buscar la forma de salvar al pueblo, de que no se inunde y al mismo tiempo que esa inversión que ya se hizo no se tire a la basura porque ya se invirtió bastante y hace falta el agua tanto en León, en Guanajuato, como en Guadalajara y como en Los Altos de Jalisco. Entonces, hay que resolver problemas y para eso nos vamos a reunir, y para tratar otros asuntos”. La siguiente reunión será el martes.
Pero aún y cuando el próximo martes Enrique Alfaro y López Obrador se pusieran de acuerdo, hay todavía muchos obstáculos a resolver. Para empezar las controversias jurídicas que pesan sobre la presa y que todavía no se han desahogado. Otro problema es que Guanajuato está lejos de haber renunciado a sus derechos de quedarse con la mayoría de agua de la presa El Zapotillo, tal como se diseñó en el proyecto original: 3.8 metros cúbicos (m3) a León, 3 m3 a la zona metropolitana de Guadalajara y 1.8 m3 a 14 municipios de Los Altos de Jalisco.
Aún y si se destrabaran estos pendientes, queda otro obstáculo: la construcción de un acueducto de casi 140 kilómetros desde El Zapotillo, Cañadas de Obregón, hasta la ciudad de León, Guanajuato. Hay que recordar que esta obra se concesionó a la empresa española Abengoa, declarada en quiebra y que enfrenta acusaciones de la Fiscalía de España por “presunta administración desleal” por parte del Consejo de Administración de la empresa (El País, 29 junio 2021).
Más realista que el gobernador de Jalisco, su homólogo de Guanajuato declaró la semana pasada que el proyecto de El Zapotillo va para largo plazo y que se terminará en la siguiente administración.
Pero lo más importante de todo: los gobernantes de Guanajuato y Jalisco, y en menor medida el presidente López Obrador, ignoran el tesón y el empeño de los pobladores de Temacapulín, Acasico y Palmarejo a defender sus pueblos en donde viven y donde tienen enterrados a sus antepasados.
A pesar de que en el pasado respaldó los reclamos de los habitantes de Temacapulín y de que denunciaba que la presa El Zapotillo podría ser una obra fraudulenta, ahora Enrique Alfaro se niega a escuchar y dialogar con las poblaciones afectadas.
Los pobladores de Temacapulín y otros poblados alteños ya están acostumbrados a lidiar con candidatos que en campaña les ofrecen apoyo a sus exigencias pero ya en el poder cambian de opinión.
Tienen casi dos décadas aprendiendo de los vaivenes de los gobernantes y enfrentar los poderosos intereses económicos que hay detrás de quienes empujan el megaproyecto hidráulico de El Zapotillo.
Pero sobre todo, vienen acumulando experiencia para resistir y no dejarse imponer este megaproyecto. Es un error garrafal de los gobernantes no valorar la capacidad de resistencia de estos pueblos. Deben escuchar y sentarse a dialogar con las comunidades afectadas. Y de paso, cancelar El Zapotillo y pensar en otras alternativas para abastecer de agua a la población.
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