El Papa, ‘atado de manos’ en Ucrania
En esta semana -la más importante para el catolisismo- casi 1,400 millones de personas en el mundo ponen su atención en la fiesta cristiana que recuerda los últimos momentos de Cristo en la tierra y lo que significó la pasión, su muerte y resurrección. Y a la par con estos días, el mayor conflicto que vive el mundo -por las consecuencias que pudiera tener en caso de llegar a otros niveles-, como es la invasión rusa en Ucrania, los ojos del mundo -ante la imposibilidad de que el diálogo sea la solución- se dirigen a la cúpula de la iglesia católica con la esperanza de que su intervención pueda poner un alto al genocidio del que somos testigos.
De diferentes sectores del mundo se insiste que una intervención del Papa Francisco sería una medida atinada y su Santidad ha dicho “Estoy disponible” y el tema “está sobre la mesa”. El mismo presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, y el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, el pasado 22 de mazo le enviaron una carta invitando al Papa haciéndole ver que “es el invitado más esperado en el país” y que su presencia “es clave para salvar vidas y allanar el camino hacia la paz”
El Papa no ha dado una respuesta, concretando hasta el momento de calificar de “repugnante guerra y agresión injustificada” y mostrando su posición al conflicto con un gesto muy significativo cuando en días pasados beso una bandera ucraniana que le enviaron de la ciudad de Bucha, lugar donde los rusos en su retirada dejaron en las calles cadáveres de personas que habían sido ejecutadas.
Sin embargo, el Papa se encuentra en medio de una situación delicada y ‘atado de manos’, cuando el Patriarca Kiril de la iglesia ortodoxa rusa ha entrado en defensa de la invasión en Ucrania y es uno de los allegados del presidente Vladimir Putin. El Vaticano sopesa las consecuencias que pudiera significar una intervención del Papa en el conflicto, con los riesgos de enfrentarse a los ortodoxos ucranianos con la Santa Sede, y que en lugar de ayudar a tratar de allanar las diferencias solo estaba enrareciendo el ambiente. Y es que la iglesia rusa desea que los ortodoxos ucranianos - independizados- queden bajo el Patriarcado de Moscú, lo que permitiría controlar los lugares más sagrados del cristianismo ortodoxo.
Así como esta semana se recuerda la manera como Cristo llegó a la tumba, hace unos días el Papa Francisco hizo referencia a las tumbas que provoca la invasión rusa en Ucrania, al escribir en un tuit, “Hay que llorar sobre las tumbas. Me duele lo que sucede hoy. No aprendemos. Que el Señor tenga piedad de nosotros, de todos nosotros. ¡Todos somos culpables!”. ¿Usted, qué opina?.
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