El PAN a escena
Tarde, desfigurado y con pocas posibilidades de competir, esta semana, si no hay sorpresas de última hora, Miguel Ángel Martínez Espinosa, actual dirigente estatal, será presentado como el candidato de Acción Nacional para la gubernatura del Estado.
Nadie podría imaginar una peor encomienda en un peor momento. El PAN vive su punto electoral más bajo en la Entidad desde los sesentas, cuando muy pocos votaban por ellos, pero siempre les quedaba el consuelo del fraude, el real y el imaginado. Hoy la certeza del voto emitido es real, y por lo mismo la certeza del voto no recibido también.
El candidato del PAN saldrá a escena con dos elementos inéditos. El primero es que arranca en cuarto lugar. Esto nunca había sucedido. El PAN fue la eterna segunda fuerza, luego durante 18 años, la primera, y no fue sino hasta la elección de gobernador de 2012 que conocieron lo que era vivir fuera de la competencia, cuando el candidato Enrique Alfaro, con la ayuda de no pocos panistas, mandó al tercer lugar al candidato azul, Fernando Guzmán Pérez Peláez. De entonces para acá todo ha sido empeorar. Movimiento Ciudadano se quedó con el voto anti PRI y dejó al PAN literalmente en los huesos, tanto que hoy arranca la elección por debajo incluso de Morena que tiene, con Carlos Lomelí como candidato, más intención de voto en las encuestas.
El candidato del Partido Acción Nacional a la gubernatura tiene que competir contra quien es su aliado en la elección presidencial
La segunda circunstancia y que es la verdadera tragedia, es que el candidato del PAN a la gubernatura tiene que competir contra quien es su aliado en la elección presidencial, en más de sesenta municipios y casi la mitad de los distritos locales. Esto es, la única forma que tiene el PAN de remontar un poco es golpeando a Enrique Alfaro para buscar convertirse de nuevo en la opción anti PRI, pero hacerlo va en contra de los intereses del partido en lo nacional y en lo estatal.
¿Cómo se sale de esa encrucijada? La verdad es que no hay forma de salir bien librado de ella. Lo que haga o deje de hacer el candidato será juzgado o por atentar contra el proyecto común del Frente, en el que Alfaro es un activo a cuidar, o por hacer una campaña comparsa. El candidato del PAN puede optar por caminar por el filo de la navaja, cuidando un equilibrio que no lo llevará a ningún parte, o desmarcarse y hacer una campaña distinta, arriesgada a contrapelo de todo lo que se espera de él. Si pierde un par de puntos nadie lo culpará; si gana más de cinco, habrá sido un éxito.
Ya lo decía Joan Manuel Serrat: “Bienaventurado el que está en el fondo del pozo, pues solo le queda ira para arriba”.