El “Jefe de Jefes” eclipsa la visita de los enviados de EU
Aunque en su mensaje por el Cuarto Informe de Gobierno, el pasado 1 de septiembre, el Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) asumió un tono conciliador con el Gobierno de Estados Unidos y remarcó la importancia del Tratado Comercial México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), la visita ayer de la Delegación de Alto Nivel del vecino país del Norte, encabezada por el secretario de Estado, Antony Blinken, y la secretaria de Comercio, Gina Raimondo, tenía como principal objetivo tratar de conseguir un adelanto del mensaje que el jefe del Poder Ejecutivo emitirá el próximo 16 de septiembre con relación a las diferencias que sus políticas energéticas, específicamente con las reformas a la Ley Eléctrica, han suscitado entre los dos países.
Aunque esa tensión inicial pareció disiparse luego del encuentro de Blinken con el Presidente en Palacio Nacional, en el que, según anunciaron el propio funcionario estadounidense y el canciller Marcelo Ebrard, se invitó a México a la producción de los semiconductores, chips y proyectos de investigación que ahora se diseñan y fabrican en Asia, para ampliar así la manufactura de vehículos eléctricos con apoyos por casi 50 mil millones de dólares. Mientras que el Presidente les compartió los planes de convertir a Sonora en el principal procesador de litio también para la industria automotriz.
Sin embargo, representantes del Gobierno estadounidense en México comentaron en privado que lo que no cayó nada bien y eclipsó en parte el buen ambiente logrado por los avances en los acuerdos para limar los diferendos en temas comerciales, fue la noticia que se dio a conocer desde el penal de Puente Grande en Jalisco y con la que se encontró Blinken a su llegada, en el sentido de que un juez federal concedió prisión domiciliaria para Miguel Ángel Félix Gallardo, el llamado “Jefe de Jefes” desde que fue el fundador del cártel de Guadalajara en la década de los ochenta.
Y es que si ya había inconformidad del Gobierno estadounidense por la tardanza en la reaprehensión del también cómplice de Félix Gallardo, Rafael Caro Quintero, a quien la justicia mexicana dio un amparo para no permitir su extradición a los Estados Unidos, que lo reclama, la inminente excarcelación de este capo podría tensar aún más este tema bilateral.
Y es que al igual que a Caro Quintero, al “Jefe de Jefes” también le imputan haber estado coludido con el homicidio del agente de la DEA, Enrique “Kiki” Camarena Salazar, y del piloto mexicano Alfredo Zavala Avelar, en 1985.
Habrá que ver cómo reacciona el Gobierno estadounidense y si no interpreta como una provocación la coincidencia de la visita de sus funcionarios a México y el fallo judicial a favor de Félix Gallardo. Para ello tal vez ayude la impugnación que ayer mismo hizo la Fiscalía General de la República (FGR) contra la decisión del juez federal de la prisión domiciliaria para el capo. Veremos.
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