El Infierno de Dante
La fórmula es simple: si no hay apoyo al candidato presidencial en Jalisco, no hay apoyo a Jalisco desde la dirigencia nacional del partido.
Peor aún: ignorar a Jorge Álvarez Máynez y a su deslucida campaña desató fuego amigo para boicotear cuanta candidatura se ponga enfrente, y el primero en recibir la caricia fue Alberto Esquer, secretario de Asistencia Social en el Gobierno de Jalisco, a quien el gobernador Enrique Alfaro arropó para que ocupara una jugosa posición en el Senado de la República por seis años.
Hacia afuera, el discurso sobre la cancelación de Esquer en la primera posición de la fórmula es que la representación de Movimiento Ciudadano ante el INE no entregó los documentos que la autoridad electoral requería para mantenerlo en una situación privilegiada. Pero hacia adentro, todas y todos saben que el “jefe Dante” ordenó que no se moviera un dedo para que esa aspiración tropezara.
“Darse un balazo en el pie”. Sin reservas, el empresario y diputado federal Horacio Fernández Castillo sí lo dijo como es porque a él su condición se lo permite: la dirigencia nacional de MC desatendió deliberadamente el proceso para obligar al INE a cancelar la candidatura.
Y así: con el Infierno de Dante desatado, Esquer pasó de ser un aspirante a la gubernatura de Jalisco a un aspirante al Senado con hueso asegurado… y luego a un aspirante nada más.
El desdén de la dirigencia nacional quedó demostrado en la sesión extraordinaria de esta semana, cuando la consejera Claudia Zavala aseguró que se notificó en tiempo y forma y MC no hizo nada. A partir de ahí, el que representa al partido ante el INE ya no se preocupó por no perder el debate, sino en tratar de convencer a alguien que hizo algo.
Con eso como evidencia, el “balazo en el pie” queda más que claro. Porque si hay una plaza política que ha mantenido con vida al partido de Delgado, esa ha sido Jalisco. Gracias a los resultados obtenidos debido al alfarismo es que los naranjas hoy no sólo tienen un candidato presidencial, sino dos gobernadores, registro y espacios de poder.
Eso, sin contar que al menos este año electoral tienen mil 017 millones de pesos para gastarlos en bardas, botargas malhechas, publicidad en espectaculares y otras nimiedades. Son 480 millones de pesos más que los que obtuvo a nivel federal en 2018.
Así que esta pelea de egos que sostienen los principales actores del partido naranja viene a desgastar a un partido que se presumía sólido y en crecimiento. El Infierno de Dante puede volverse muy rápido en su contra y atenta no sólo contra sus rivales políticos, sino con la dieta balanceada que gozan quienes viven de la marca MC.
El ejemplo inmediato de que un escenario así puede ocurrir está en el PRI: el poderoso Caballo de Troya que, a billetazos, volvió al poder en 2012 y se desgastó en tiempo récord manchado de corrupción. Tan hondo fue el hoyo que cavó, que el mismo ex presidente Enrique Peña Nieto no ha pisado las tierras que gobernó desde que entregó la banda presidencial.
Hoy, Esquer es sólo el apellido de un político al que le cortaron las alas porque la dirigencia nacional de MC decidió bajar los brazos, y en esa dimensión queda. Pero si se pone en la lupa a lo que ocurre con los principales actores del movimiento naranja, la crisis que se advierte es tan grave que bien podría costarles la buena vida que se han dado con los impuestos de los mexicanos.
Ahora, el debate que sigue con el defenestrado personaje es cómo el partido justifica el dinero invertido en los múltiples espectaculares, lonas, paraderos, bardas y redes sociales pintadas con su apellido.
Que allí adentro se destrocen si lo desean, pero que en ese pleito no se dilapide el dinero de las personas a las que, afirman, quieren proteger por encima de todo. Que en la Divina Comedia de la política local se entienda que, si no se modera el orgullo, éste será su mayor castigo.
isaac.deloza@informador.com.mx