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El FBI tras los cárteles

En un ensayo publicado el miércoles pasado por el diario The New York Times, bajo el título ‘The Republicans Who Want to Invade Mexico (Los Republicanos que quieren invadir México)’, escrito por Greg Grandin -autor del libro ‘El fin del mito: de la frontera al muro fronterizo en la mente de Estados Unidos’-, hace referencia cómo muchos republicanos -a los que denomina ‘rebeldes’- han planteado la posibilidad de usar al Ejército norteamericano para invadir sectores de México -dominados por los cárteles de la droga- y bombardear los laboratorios productores de fentanilo y otras drogas.

Y el autor recuerda como el ex presidente Donald Trump “supuestamente planteó la idea de disparar “misiles a México para destruir los laboratorios”. Cuando su secretario de Defensa, Mark Esper, planteó varias objeciones, recuerda que Trump le respondió diciendo que el bombardeo se podía realizar “silenciosamente…nadie sabría que fuimos nosotros”.

En una de las conclusiones del ensayo -además de las consecuencias diplomáticas por la invasión de territorio extranjero- señala que “Atacar los laboratorios de fentanilo no hará nada para frenar la entrada del contrabando de droga a Estados Unidos, pero podría desestabilizar aún más el norte de México y las zonas fronterizas, empeorando la crisis de refugiados migrantes”.

En el ensayo se recuerda que “Incluso bombardear a otro país en nombre de la lucha en contra de las drogas no es nada innovador. En 1989, George H.W. Bush utilizó al Ejército estadounidense para actuar sobre la acusación federal de Manuel Noriega, gobernante de Panamá, por narcotráfico. En la “Operación Causa Justa”, Estados Unidos lanzó cientos de bombas en la ciudad de Panamá, incluido uno de los barrios más pobres, El Chorrito, incendiando casas y matando un número determinado de sus residentes. Que en el caso de México sería diferente, ya que aquí se trata de organizaciones criminales, mientras que en Panamá se trataba del jefe de Gobierno -aunque… ¿pensándolo bien?-.

Se habla en el análisis de que el Gobierno mexicano está cooperando con Estados Unidos para intentar reducir las exportaciones de droga; sin embargo hay que recordar que el pasado 23 de abril el Presidente López Obrador acusó a la Administración de Control de Drogas (DEA) de infiltrarse en el Cártel de Sinaloa sin la autorización del Gobierno mexicano.

Pero para nadie es un secreto -a pesar de las protestas de Palacio Nacional- que agentes norteamericanos operan en nuestro territorio. El martes pasado el director del Federal Bureau Investigation (FBI), Christopher Wray, en su comparecencia ante el Comité de Seguridad Interna del Senado de Estados Unidos, confirmó que sus agentes trabajan en México, asegurando que su dependencia tiene más de 300 investigaciones criminales en contra de líderes de cárteles de narcotráfico a nivel mundial, de las cuales cerca del 25 por ciento se realizan en Estados mexicanos que son frontera con el país vecino. “Nuestras fuerzas de tarea en contra del crimen transnacional están enfocadas en los líderes de los cárteles”, dijo Wray.

Así que mientras el problema del tráfico de drogas continúe -que parece será eterno- las “amenazas” de invasiones y bombardeos seguirán, sobre todo cuando estamos en la antesala de la elección presidencial al norte del río Bravo, donde surgen los pronunciamientos espectaculares que pretenden convertirlos en votos ante un electorado azuzado por los republicanos extremistas y un Donald Trump agresivo y radical.

¿Usted, qué opina?

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