El Debate: memes y verdades
El Debate de los candidatos a la presidencia fue un gran evento. Y lo fue fundamentalmente por el número de personas que estuvieron atentas a la transmisión por televisión, y porque no decayó el interés a lo largo de las dos horas de transmisión.
Ha sido, hasta ahora, el mejor momento de las campañas.
Diferimos de quienes ven un ganador, ya que al tratarse de apreciaciones subjetivas, a fin de cuentas cada quien vio lo que quería ver en su favorito, y pudo considerar que entonces su actuación y la estrategia fueron las correctas.
Al no haber en el Debate una calificación, como ocurriría en una competencia de apreciación como gimnasia, clavados o el mismo boxeo, cada quien puede pensar que salió ganador.
Lo relevante, por el número de personas que vio el Debate, y porque entre ellas estuvo siempre atenta (como pocas veces) TODA la clase política, encabezada por el mismísimo Presidente Peña Nieto que de viaje en Europa se desmañanó para verlo, fueron los contenidos y las formas.
Más allá de los candidatos, que en general se caracterizan por ser bastante pobres en propuestas, lo sobresaliente fueron los temas planteados por los tres moderadores, y cómo se dirigieron a los candidatos.
Recordar que entre los candidatos se encuentra el futuro (o futura) Jefe de la Nación, y el domingo escuchó de viva voz, en directo y en cadena nacional, los temas que realmente ocupan a los mexicanos, que duelen porque muchos de los problemas vienen arropados por los propios políticos, y exponen lo que pensamos de nuestros gobernantes. Sus verdades. Con enorme sutileza se les llamó corruptos, simuladores, demagogos, ineptos, solapadores de la violencia, promotores de la impunidad, mentirosos, falsos y lo que usted quiera agregar.
Ese es el lenguaje que se debe hablar a partir de ahora entre gobernante y gobernados en México; ya no hay lugar para disfrazar las realidades que vive el país y menos simular que los problemas están controlados.
Además, quedó claro que ya no se podrá gobernar sin rendición de cuentas; se urgió a tener a la brevedad a los actores que se requieren para combatir efectivamente la corrupción, la impunidad y la falta de Estado de derecho, siempre bajo la supervisión de auténticos representantes de la sociedad civil.
Y si usted quiere ver, más allá de encuestas y sondeos, cuál es el sentir de la mayoría de los mexicanos sobre el debate y sus actores, échele un ojo a los memes; mientras más vea, mejor. Ahí se destaca el respeto (y la falta de él) a cada candidato, a su actitud y su accionar en el Debate, y a sus reacciones y momentos sobresalientes y desastrosos. Nadie sale bien parado.
Restan dos debates aún, y es impensable que no sean mejores al que vimos el domingo. Tal parece que de pronto esta figura de los debates, que pensábamos acartonada y fría, se está convirtiendo en lo que puede ser la auténtica sal y pimienta del proceso, aunque su incidencia sobre las preferencias de los electores sea relativamente baja.
(platapi.en.i@hotmail.com)