Ideas

“El Club de Tobi”

En los años de oro de los “comics” -el pleistoceno inferior para las actuales generaciones-, los niños que alternaban con “La Pequeña Lulú” se reunían en un cuartucho de tablas, hecho por ellos mismos: “El Club de Tobi”, en el que un rótulo sintetizaba su ley suprema: “No se admiten mujeres”.

Ese criterio aplicaba, entonces, en todo el mundo, para casi todos los órdenes de la vida, incluido el de la música “culta”, por ejemplo. A cambio de las exitosas incursiones de mujeres en la música popular -María Greever y ConsueloVlázquez entre las compositoras, Libertad Lamarque y Olga Guillot entre las cantantes, v. gr.-, en la otra el ingreso les estaba vetado. Toscanini, Furtwangler, Karajan y Klemperer, entre muchos otros conductores, dirigían sucursales del Club de Tobi.

Felizmente, ya con Claudio Abbado como director, la Filarmónica de Berlín admitió mujeres en sus filas. La de Viena y demás, por lo consiguiente.

El siguiente paso, relativamente reciente, ha sido la irrupción de mujeres en el pódium. Y no solo porque la suya sea una presencia grata, refrescante, sino porque el más poderoso instrumento musical, pese a ser silente -la batuta-, en su mano, les ha permitido aportar su propia sensibilidad a la interpretación, sin quebrantar las ideas esenciales de los compositores.

Además de Natalia Stuzmann, Agnieszka Duczmal -participante en algún Festival de Mayo de Guadalajara- o Alondra de la Parra, etc., actualmente varias mujeres ocupan lugares sobresalientes en prestigiosas orquestas.

De su innegable capacidad hay testimonios abundantes, altamente recomendables, accesibles en YouTube y plataformas digitales afines:

-Karina Canellakis, estadounidense de ascendencia rusa, notable por su sobriedad, con el programa “De Wagner a Strauss”, con la Orquesta Nacional de Francia en el Festival de Saint Dennis de 2021, y notables versiones de la obertura de Tannhausser, de Wagner, y la Cuarta Sinfonía de Brahms. Con ella misma, el Concierto para Piano No. 3, de Beethoven, al frente de la Sinfónica de la Radio de Frankfurt y Lars Vogt (quien fallecería cinco meses después de ese concierto) como solista.

-Han-Na Chang, chelista y directora sudcoreana, notable por su intensidad, con las sinfonías 5 y 6 (Patética) de Tchaikowsky.

-Oxsana Lyniv, ucraniana (la primera mujer en dirigir, en 2021, en los 145 años de historia del Festival de Bayreuth), con la Novena Sinfonía (Desde el Nuevo Mundo) de Dvorak, o el mismo Concierto para Piano No. 3 de Beethoven, con la Sinfónica Juvenil de Ucrania y Dmytro Choni como solista.

jagelias@gmail.com
 

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