EZLN, AMLO y los megaproyectos
Los megaproyectos son las arterias del capitalismo. Por sus infraestructuras hidráulicas, carreteras, portuarias, aéreas y eléctricas circula y se reproduce el capital. Sin megaproyectos, la circulación y la acumulación de capital sería imposible.
El sueño capitalista ha prometido llevar progreso y desarrollo a las poblaciones, mediante megaproyectos, para que detrás de estos lleguen los capitales privados a invertir para crear fábricas y negocios que demandan empleos, y hacer posible la reproducción de la vida mediante el trabajo asalariado.
La pesadilla capitalista es que los megaproyectos no crean el desarrollo y el progreso, sino la destrucción y devastación ambiental, el control y organización del territorio mediante el despojo y la violencia y la sujeción a la vida asalariada. Es la gran transformación que describió Karl Polanyi, en 1944, y que antes explicó Carlos Marx al analizar la acumulación originaria del capital.
Las discrepancias entre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el gobierno de la Cuarta Transformación que encabeza Andrés Manuel López Obrador, no son la inconformidad por un tren que se pretende trazar en tierras mayas, sino que son de fondo. Uno quiere moderar el capitalismo, el otro pretende su demolición, su transformación.
Todo esto lo acaban de recordar los zapatistas el pasado 1º de enero al conmemorar 26 años de lo que llaman “la guerra contra el olvido”, es decir, el aniversario de su irrupción como pueblos armados que luchan por su vida: “hace 26 años (…) bajamos de nuestras montañas a las grandes ciudades para desafiar al poderoso. No teníamos entonces más que nuestra muerte. Una muerte doble, porque moríamos de muerte y moríamos de olvido. Y tuvimos que elegir. Elegir entre morirnos como animales o morirnos como seres humanos que luchan por la vida. (…) El mandón que entonces enfrentamos era el mismo que hoy nos desprecia. Tenía otro nombre y otra cara, pero era y es el mismo de ahora”, leyó el subcomandante Moisés el pasado 1º de enero.
Para el zapatismo ahora el mandón es López Obrador y este pretende imponer megaproyectos, tanto en territorios zapatistas como en otras partes del país. Para el zapatismo eso es muerte y destrucción a la que se opondrán firmemente.
“También ha crecido la máquina de muerte y destrucción que se llama sistema capitalista. Y el hambre de la bestia no tiene llenadero. Está dispuesta a todo por sus ganancias. No le importa destruir la naturaleza, pueblos enteros, culturas milenarias, civilizaciones completas. Incluso el planeta entero se destruye por los ataques de la bestia. Pero la hidra capitalista, la bestia destructora, busca otros nombres para esconderse y atacar y vencer a la humanidad. Y uno de esos nombres detrás de los que se esconde la muerte es ‘megaproyecto’. ‘Megaproyecto’ quiere decir destruir todo un territorio. Todo. El aire, el agua, la tierra, las personas”.
No es la primera vez que el zapatismo y el lopezobradorismo discrepan sobre asuntos del país. Pero no debería menospreciarse el mensaje de oposición y crítica que el EZLN lanzó este 1º de enero. Con su narrativa acostumbrada, después de responder las preguntas que le manda el mandón (AMLO), el EZLN anuncia que van a defender su tierra con firmeza: “La defenderemos hasta morir si es preciso”.
Y así como anuncian su postura, el zapatismo llamó a otros pueblos y comunidades que corren los mismos riesgos con los megaproyectos, a organizarse para defenderse de este embate de la “hidra capitalista”. Este mensaje del EZLN define campos organizativos e ideológicos y quizá la principal batalla política de los próximos años: los megaproyectos y las dinámicas de capital que desatan y las comunidades y pueblos que los resistirán al tiempo que ensayan otras formas de organización social.