Dos años de pandemia
Los aciagos tiempos de la pandemia por coronavirus que nos ha tocado vivir ha tenido el efecto extraño de volver flexible el tiempo cotidiano. Los extraños días de cuarentenas a veces nos hacen percibir el tiempo muy lento, como si las medidas de confinamiento nos hicieran el tiempo más largo, pero de otro lado conforme la pandemia se extiende, parece que el tiempo se acelera. Escribo esto porque parece que fue apenas cuando escuchábamos a las autoridades de todos los niveles llamar a quedarse en casa y no salir excepto para llevar a cabo actividades esenciales.
Hace dos años, el 14 de marzo de 2020, se confirmaron los primeros casos de contagio por COVID-19 en Jalisco. Se trataba de dos mujeres, residentes en Zapopan, que habían viajado a Italia, España y Alemania, donde el SARS.Cov.02 ya estaba circulando y donde ya se aplicaban drásticas medidas de confinamiento.
A partir de entonces se pusieron en marcha una serie de medidas sanitarias que a la postre probablemente no eran del todo necesarias, como cerrar drásticamente la mayoría de las actividades o adelantar la jornada de confinamiento cinco días en Jalisco. Pero como sostienen los expertos, en retrospectiva, las medidas tomadas hace dos años eran consideradas adecuadas en ese momento debido al contexto que se vivía.
A dos años, la pandemia en Jalisco ha dejado más de 577 mil personas contagiadas, la aplicación de más de dos millones de pruebas y, lamentablemente, 19,096 personas fallecidas a causa de este virus. A escala global, hasta ayer el COVID-19 ha dejado 461.4 millones de personas contagiadas, y seis millones 73 mil 176 personas fallecidas. Las cifras, como se sabe, están lejos de ser las precisas, pues es de sobra conocido que hay más contagios y por tanto hospitalizados y fallecidos que lo que las cifras oficiales reportan.
Si bien en México y otros países del mundo ya cedimos a la ola provocada por la variante Ómicron, la pandemia por coronavirus está lejos de haberse terminado. Y quizá pasará todavía algún tiempo para decretar su final.
Mientras en algunos países y regiones se empiezan a terminar las medidas de confinamiento o distanciamiento social, en otras regiones el COVID-19 regresa con fuerza arrasadora, como está ocurriendo ahora mismo en Corea del Sur, considerado al comienzo de la pandemia como un país modelo en el tratamiento de la misma. Ahora mismo este país registra hasta 362 mil casos al día. Algo semejante ocurre en Vietnam, que al inicio apenas registró unos cuantos miles de casos, pero ahora supera 6.5 millones de contagios, con reportes de hasta 175 mil casos al día.
Y China misma, el país donde empezó esta pandemia, ha ordenado el confinamiento nuevamente de hasta 30 millones de personas por el reporte de 5,280 casos confirmados el martes 15 de marzo. Estos casos, además de recordarnos que el COVID-19 sigue activo, va a tener importantes consecuencias económicas pues entre las regiones confinadas se encuentra la provincia de Shenzhen que tiene 17 millones de personas, y que es una región de alta industrialización ligada fuertemente a grandes empresas de Estados Unidos. Es previsible que las cadenas de suministros se vean afectadas por estos confinamientos en China.
A dos años de la pandemia, que provocó el parón más drástico de todas las actividades que ha conocido la humanidad en la historia reciente, lamentablemente se sigue reproduciendo las condiciones que hicieron posible la aparición del coronavirus, es decir, las relaciones de destrucción y explotación de la naturaleza y los ecosistemas en aras de expandir y dinamizar las relaciones de producción capitalistas orientadas a la obtención de lucro y ganancias.
Una de las razones explicables de las enfermedades zoonóticas, como el Sars-Cov.02, es la expansión depredadora de la cadena industrial de producción de alimentos y suministros que deja destrucción de la biodiversidad y consecuencias devastadoras para el medio ambiente y ecosistemas que, como si fuera karma planetario, no los regresa en virus imperceptibles pero que tienen el poder de enfermarnos, matarnos y confinarnos a casi toda la humanidad. A dos años de pandemia, no hemos aprendido la lección.
rubenmartinmartin@gmail.com / @rmartinmar