Doña Filomena vs Germán Larrea
El 6 de agosto de 2014, hace nueve años, ocurrió el peor desastre provocado por la industria minera en México. La minera Buenavista del Cobre del Grupo México derramó 40 mil metros cúbicos de lixiviados de sulfato de cobre acidulado en el arroyo Tinajas y después en los cauces de los ríos Bacanuchi y Sonora. La mina del Grupo México está en el municipio de Cananea, casi en la frontera con Estados Unidos, pero el derrame llegó a la costa en el Golfo de Cortés.
El Grupo México es, según su información, la cuarta empresa más grande del país con una capitalización de mercado de 27 mil 316 millones de dólares (467 mil 376 millones de pesos), y tiene tres divisiones: minería, transporte e infraestructura. En minería tiene actividades en México, Perú y Estados Unidos. El mismo corporativo presume que es la empresa líder en producción de cobre a nivel mundial, primer lugar en producción en México y Perú, tercer productor en Estados Unidos, cuarto productor de cobre en el mundo y que posee las mayores reservas de cobre a nivel mundial. El año pasado la división minera del Grupo México tuvo ventas por 10 mil 968 MDD (187 mil 662 millones de pesos).
El dueño del Grupo México es Germán Larrea Mota Velasco, con una fortuna de 29 mil 500 MDD (504 mil 745 millones de pesos), lo que lo convierte, después de Carlos Slim, en la segunda persona más rica de México y en el lugar número 53 en el mundo, según la revista especializada Forbes.
¿Qué ocasionó a la población el derrame de 40 mil metros de ácido sulfúrico? Una cadena de afectaciones a la salud a 25 mil pobladores de ocho municipios, severos daños ambientales y económicos, según me contó Filomena Bonilla, delegada municipal en la comunidad de San José de Gracia, municipio de Hermosillo, Sonora.
Tras el derrame, presionado por los afectados que se organizaron en los Comités de Cuenca del Río Sonora (CCRS), el Grupo México creó un fideicomiso con el compromiso de sanear y remediar las afectaciones creadas por el derrame. Pero ese fideicomiso fue pura simulación, me dijo Filomena Bonilla en Radio UdeG. Como supuesta compensación, el fideicomiso les dio 15 mil pesos para abastecerse de agua, que se les fueron en comprar garrafones.
“Fue una burla nada más porque a la mayoría de la gente se nos dio por toma de agua 15 mil pesos que no sirvieron, porque en estar comprando garrafones y garrafones ahí se nos fue el dinero, compramos garrafones hasta para bañarnos. Hay mucha gente con la piel escamada como con varias capas en la piel, hay mucha afectación tanto en órganos como en huesos, en la piel, caídas de cabello, es muy grande la afectación y es mucho el miedo que ya tenemos porque no sabemos ni qué vamos a comer, porque estamos impuestos a lo de las milpas, a lo que se siembra aquí, pues en lo que cultiva uno era para la casa, y ya no se puede usar esa agua para cultivar. Aparte las tierras de cultivo que estaban junto al río inundaron y quedaron sin servir, ya no se puede cultivar tampoco”, reclamó.
Filomena Bonilla tiene cinco hijos y nueve nietos y ahora, lamentó, vive sola en San José de Gracia porque sus hijos trabajan en Hermosillo y su marido falleció el 18 de diciembre de 2021, apenas cinco días después de que se hicieran análisis de laboratorio a él, a Filomena y a su hijo menor. Los resultados del análisis llegaron tarde, hasta abril de 2022, y se confirmó que los tres tenían metales pesados en cuerpo y sangre: plomo, arsénico, cadmio, manganeso, y otros.
Filomena atribuye la muerte de su marido al derrame de ácido sulfúrico por parte de la minera del Grupo México. Pero éste se niega a remediar el daño e invertir lo necesario para crear sistema de salud, de limpia de agua y remediación ambiental.
Según los Comités de Cuenca del Río Sonora, se necesita una inversión de 20 mil millones de pesos, que el Grupo México se niega a pagar. Miserablemente, porque lo que se necesitaría para remediar la salud de 25 mil pobladores es apenas 3.9 por ciento de la fortuna que posee Germán Larrea.
El derrame del Grupo México en el río Sonora no es sólo el principal desastre minero en el país, sino un caso paradigmático de injusticia social y ambiental. No debería ganar esta batalla Germán Larrea sino Filomena Bonilla y los miles de afectados en el río Sonora.
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