Disociación de la realidad
No es de ahora sino añeja la postura de Enrique Alfaro Ramírez, como servidor público, de manejar las cifras a su conveniencia y de molestarse, irritarse, e incluso difamar a quienes no coinciden con su relato y con su percepción de la realidad. Así lo había demostrado antes como diputado local, como presidente municipal de Tlajomulco y Guadalajara y ahora como gobernador de Jalisco.
Siempre había una distancia entre la realidad y el relato o propaganda de su Gobierno. Pero no creo exagerar que la disociación entre la realidad de inseguridad que percibe la mayoría de los jaliscienses y la que percibe y trata de imponer Enrique Alfaro al frente del Gobierno de Jalisco nunca había sido tan grande como ayer que presentó un informe de seguridad en el marco del 4º Informe de Gobierno.
De modo contundente, el gobernador aseveró que prácticamente todos los indicadores en materia de seguridad han mejorado en estos cuatro años que tiene al frente del Gobierno de Jalisco. Han bajado los ocho delitos de alto impacto o de seguimiento especial, los robos 52.5 por ciento, feminicidios 54.2 por ciento y homicidios 15.5 por ciento, aseveró.
Una de la afirmaciones más sorprendentes de su informe fue sobre los desaparecidos al aseverar que nueve de cada diez personas reportadas se van por su propia voluntad y apenas una es víctima del delito de desaparición. De manera sorprendente afirmó que las desapariciones van a la baja cuando las fichas de búsqueda que publica la Comisión Estatal de Búsqueda ascienden a 80 o 90 reportes al mes. Y a pesar de lo que denuncian las familias que buscan a sus desaparecidos, Enrique Alfaro negó que existiera una crisis en los servicios forenses del Estado.
Son afirmaciones que desde ayer generaron sorpresa y polémica, pero el mensaje que más reacciones provocó es la parte del “regaño”, que no podía faltar, en el que el gobernador cuestionó y denostó a medios, periodistas y analistas que no coinciden con sus cifras ni con su relato.
Dijo Alfaro: “Cuando ustedes ven todo esto, en todos los indicadores en materia de seguridad hay un avance significativo en estos cuatro años, en todos. Sin embargo, hay quienes quieren generar otra percepción. ¿Cuáles son las razones detrás de esta agenda sistemática de generar una percepción distinta, de miedo, de preocupación, de dolor? Pues eso tendría qué explicarlo cada quien, lo que sí puedo decir es que cuando vemos que mejoramos en todo en estos cuatro años, resulta curioso que hay algunos medios que hablen de crisis de seguridad [nota de Canal 44] (…) medios que no tienen empacho en publicar la muerte de un narcotraficante asesinado en una plaza pública haciendo apología de la violencia [foto de nota de Mural]. Ustedes vieron los datos ahorita y con una tranquilidad que asusta tuercen la información [foto de nota de El Informador]”. Como es obvio, el gobernador no sabe de periodismo y de la relevancia informativa de ciertos hechos.
No contento con este regaño, el gobernador denostó a empresarios de medios y otros colegas, dijo: “Que personajes como Carlos Álvarez del Castillo [director de esta casa editora], como Alejandro Díaz [Notisistema] estén dispuestos a chantajear al Gobierno, porque como no reciben dinero público están dispuestos a lastimar al Estado pensando que así lastiman al Gobierno. Eso no tiene nombre”. Y finalmente acusó a reporteros o columnistas de ser “plumas pagadas con el dinero de la Universidad de Guadalajara”. Dicho de otro modo, el gobernador parece admitir que las notas que no le molestan son las notas pagadas por su Gobierno. Como el clásico político priista José López Portillo, Alfaro parece decir: “No pago para que me peguen”.
Claramente el gobernador se equivocó en su mensaje político de ayer, se equivocó al pretender vender su relato de un Estado con una seguridad como la de Disneylandia. Y claramente se equivocó, una vez más, en terminar regañando, descalificando y ofendiendo a quienes no coinciden con sus cifras y su relato.
Tratar de imponer la propaganda del gobernador es desconocer que hay una cifra negra muy alta en la presentación de denuncias, en buena medida porque hay una impunidad de hasta 95 por ciento, y hay un sistema de procuración e impartición de justicia que no hace su trabajo.
Desde la burbuja de privilegios en la que vive, no siente y no padece la inseguridad y la situación de miedo en la que vive cotidianamente la mayoría de la población. El gobernador vive disociado de la realidad. Muchas veces la distancia entre sus palabras y la realidad se separan, pero pocas veces tanto como ayer.