Disculpas y distractores
La mala memoria puede tener consecuencias desastrosas, o distractoras. Las cuentas pendientes entre el México de hoy y su pasado y la España de hoy y su pasado, hace años que fueron saldadas de múltiples formas y maneras, particularmente con ocasión del quinto centenario de lo que entonces se llamaba todavía “el descubrimiento de América”.
También la Santa Sede, tanto en la persona de Juan Pablo II, como en la del actual pontífice, hizo lo propio en su momento. ¿Lo deben estar haciendo a cada cambio sexenal en México o con ocasión de cada aniversario? Aún más, en la balanza de la historia real, los males deplorados siempre vinieron aparejados con otros muchos bienes que no sería sensato ignorar, pero tampoco seguir debatiéndolos hasta el hastío.
Dos naciones sin duda han estado muy vinculadas a nuestra historia, España y Estados Unidos ¿Cuál debería disculparse más? ¿A cuál le debemos más beneficios? ¿Cuál nos ha saqueado más? ¿Cuál lo sigue haciendo y con la complicidad de quiénes? ¿Debe México exigir disculpas a Donald Trump por todos los males que su país nos ha hecho con la complicidad y el aliento de las iglesias evangélicas? Pero bien sabe el diablo a quién se le aparece, como dice el refrán, no obstante, la honestidad no es asunto de cálculos, sino de imparcialidad.
También deberíamos advertir: mientras que políticos como Hernán Cortés y Nuño Beltrán de Guzmán, fueron en su tiempo enjuiciados y encarcelados por los abusos cometidos...
También deberíamos advertir: mientras que políticos como Hernán Cortés y Nuño Beltrán de Guzmán, fueron en su tiempo enjuiciados y encarcelados por los abusos cometidos en este territorio ¿qué ex presidente de México ha sido jamás juzgado y sentenciado por sus yerros, abusos, masacres o saqueos?
Es una fatalidad todavía sin remedio el que sigamos viviendo de acuerdo a una historia centralista, el que sigamos pensando que la conquista armada de Tenochtitlán fue la conquista armada de lo que hoy es la república mexicana. Es una torpeza acaso intencional el que sigan haciéndonos descender a todos de los aztecas y de su infortunio, ignorando con o sin culpa que la realidad de estas tierras hace quinientos años era muy distinta a lo que hoy es: dos grandes civilizaciones, la Maya y la Teotihuacana, cuyas cumbres clásicas habían ya desaparecido en el siglo XVI, infinidad de razas y culturas indígenas, con diverso grado de desarrollo, con innumerables lenguas y dialectos, todo el tiempo guerreando entre ellas, exterminándose unas a otras, robándose bienes y personas. También, pueblos indígenas consolidados que desde el primer momento se aliaron a España con la esperanza de que este escenario terminara ¿a quién traicionaron, si todavía no existía una nación a la cual ser leal o no?
¿Debe ahora México pedir perdón a Tlaxcala por los muchos años de opresión, crímenes y saqueos de que le hizo objeto? ¿O hacer lo mismo los descendientes de los mayas de Kalakmul por haber sometido a Tikal a sangre y fuego?
Desde luego son cuestiones históricas que merecen ser analizadas con todos los elementos y criterios de la historiografía contemporánea. Pero ¿deben ser agenda del gobierno?, ¿es que no hay asuntos de mucha mayor gravedad y urgencia que deben ser atendidos con la máxima concentración y capacidad?
armando.gon@univa.mx