Ideas

Un nuevo partido ¿para qué?

Antes de terminar la campaña a la presidencia, los seguidores de Xóchitl Gálvez ya hablaban de la necesidad de formar un nuevo partido. Ayer, seis meses después de la estrepitosa derrota, la ex candidata comenzó finalmente a hablar de ello. Dice que el PRI y el PAN no son de fiar (vaya novedad) y que la vía es formar un partido junto con los ciudadanos que se movilizaron para la elección de 2024.

El perfil de partido que delinean Gálvez y sus compañeros del llamado Frente Cívico no solo es muy parecido, sino que es idéntico al PAN en su proyecto original: un partido de ciudadanos que defiende la democracia liberal. La pregunta es si tendría sentido la existencia de dos partidos ideológicamente tan similares en el espectro político. La ruta que parecía más lógica para los frentistas era dar la batalla al interior del PAN y buscar la presidencia de ese partido. No lo hicieron, dejaron que el grupo de control, los grandes administradores de la derrota, se fueran solos y se quedaran con Acción Nacional y con presupuesto en una elección donde Jorge Romero ganó cuatro de cada cinco votos, pero en la que la mitad de los panistas decidió no ejercer su derecho a participar.

Migrar el voto de los viejos partidos a uno nuevo no será una tarea sencilla. Juntos, PAN, PRI y PRD rondaron los 15 millones de votos, frente a los 25 millones de Morena, mismos que llegan a 33 millones si contamos a sus aliados. La única forma que tiene cualquier partido político de crecer rápidamente es jalando liderazgos de otros en proceso de descomposición, como lo hizo Morena, con lo cual la idea romántica de un espacio ciudadano y un quehacer político distinto se desvanece como un terrón de azúcar.

El crecimiento o decrecimiento de los partidos de oposición, los nuevos y los viejos, dependerá más de los errores de Morena que de su oferta, hoy absolutamente difuminada. Aun suponiendo que el nuevo partido pueda hacerle un hoyo al PAN, el gran reto será tener una estructura política suficiente. Si atendemos a lo dicho por la propia candidata del Frente, con la estructura de los tres partidos solo lograron cubrir 40 por ciento de las casillas, un dato sorprendente que habla de la debilidad institucional de los viejos institutos políticos. No sorprende que en los estados del sur, Oaxaca, Guerrero, Tabasco, Chiapas y Campeche, el PAN haya obtenido una votación por debajo del cinco por ciento.

La gran lección para el Frente Cívico y para un posible partido político que pueda surgir de ahí es que la política hay que hacerla en la calle y con la gente y la pregunta es para qué: no tiene sentido un nuevo partido político para hacer y proponer lo mismo que los viejos.

diego.petersen@informador.com.mx
 

Síguenos en

Temas

Sigue navegando