Poder Judicial; una elección sin reglas
Arrancó el proceso electoral del Poder Judicial. La presidenta del INE, Guadalupe Taddei, lo anunció con cara de susto y falsa emoción. El próximo 1 de junio los mexicanos iremos a las urnas para elegir a 800 cargos en el Poder Judicial, entre ellos Ministros de la Corte y magistrados de diferentes distritos judiciales. ¿Con qué reglas? Nadie sabe, pues la elección arrancó sin que estén definidas aún las leyes electorales. Sabemos, o más bien intuimos, por las reformas constitucionales ya aprobadas, que no se puede hacer campaña, que los medios están obligados a la equidad, que los partidos están excluidos. Eso genera más dudas que certezas. Lo peor que nos puede pasar como mexicanos es que en lugar de llegar con la legitimidad de los votos, los nuevos miembros del poder judicial lleguen con enormes sombras de duda y sospechas sobre el proceso electoral.
El proceso ya inició, estamos a 250 días y eso quiere decir que quien quiera competir necesita comenzar a moverse ya. Para ganar una elección lo primero es que te conozcan, eso se llama proselitismo, o lo que es lo mismo, hacer campaña. Pero, vaya novedad electoral, las campañas están prohibidas.
Imaginemos un caso: El licenciado Chueca ha egresado hace cinco años de una universidad X con ocho de promedio. Tiene por tanto derecho a participar en el proceso. La ley le exige que haya obtenido nueve en promedio en las materias del área a la cual desea competir, el problema es que los planes de estudios no son homologados ni homologables, no digamos los niveles de exigencia entre las diferentes universidades. Entre la escuela Libre de Derecho y el Centro Universitario Cúspides de la Ciudad de México, ese que hizo abogado al fiscal de la capital, Ulises Lara, en solo 24 horas, hay algunas diferencias (con todo respeto, diría el clásico). La justicia es ciega y nadie puede impedirle que se inscriba, por más patito que sea su título. El señor licenciado Chueca, con dinero propio o ajeno, puede contratar espectaculares donde una revista patito o inexistente lo entreviste. Si lo hizo Adán Augusto en la precampaña inexistente de Morena y el INE, el mismo INE, no lo sancionó, por qué sancionaría al licenciado candidato. Y si lo hace, entre abogados te veas, pues Chueca judicializará la elección, porque si contrata los espectaculares el día de hoy no hay norma alguna que se lo impida.
El licenciado Chueca, que sabe bien de qué lado masca la iguana, va a pasar el filtro y será candidato. La ley le prohíbe hacer campaña, pero nada le impide comprar votos. No él, su compadre y cliente al que todos llaman “jefe”, bueno no todos, solo en “la plaza” donde él pretende ser juez. ¿Quién fiscalizará el gasto? Es más, cuál gasto, dirá Chueca, yo no erogué un peso y revisen mis cuentas.
Un proceso electoral que inicia sin reglas claras, como es el del 2025, nace viciado de origen. Eso puede terminar en una judicialización completa y absurda del proceso o simplemente en una elección donde gane el que meta más votos, “haiga sido como haiga sido”, y el INE solo convalide lo que no podrá controlar.
diego.petersen@informador.com.mx