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Operación Enjambre, ¿golpe o estrategia?

La Operación Enjambre, detención simultánea de varias células del crimen organizado en el Estado de México, es un atisbo de lo que podría ser la nueva estrategia de seguridad del gobierno de Claudia Sheinbaum. La mano de García Harfuch comienza a sentirse y el mensaje parece ser que se acabaron los abrazos para los generadores de violencia. Hasta aquí todo bien. Los detenidos serán puestos a disposición del poder judicial y sin mediar juicio alguno los mandarán un rato al bote merced a la prisión preventiva oficiosa. Para eso modificaron la Constitución y lo volverán a hacer esta semana, para seguir ampliando el catálogo de delitos que el Estado no necesita probar (esa, y no otra cosa, es la famosa prisión preventiva).

El operativo ha sido hasta ahora exitoso. No ha habido reacción ni violencia derivada de las detenciones. Es temprano para cantar victoria, en Culiacán pasó casi un mes entre el secuestro y posterior detención de “El Mayo” y el inicio de la guerra que ha cobrado ya la vida de decenas de personas y desaparecido a más de cien. Pareciera que este operativo fue una prueba piloto de la estrategia de pacificación. Lo que pase en los siguientes días nos podrá dar luz de si los gobiernos de Claudia Sheinbaum y de Delfina Gómez, gobernadora del Estado de México, van efectivamente por una nueva estrategia de pacificación o si se trató solo del desmembramiento de bandas por un interés particular y puntual.

Ningún operativo de desmantelamiento es sencillo, aunque sin duda en aquellos municipios donde el crimen organizado ha echado raíces por años, como en Sinaloa, Jalisco, Guerrero, Michoacán o Tamaulipas, será mucho más complicado. 

De acuerdo con los últimos cálculos, son 800 los municipios del país donde el crimen organizado ha tomado control; en dos terceras partes de ellos el Estado mexicano no debería tener mayor duda de su capacidad para recuperar el territorio. Cuando hablamos del Estado mexicano no es la Secretaría de Seguridad y las Fuerzas Armadas, sino todas las instituciones, particularmente las de economía, salud, educación y cultura juntas. Cada banda desmantelada significa familias completas que dejan de tener un ingreso más o menos legal, pues hay quienes se dedican directamente a una actividad delictiva pero también una economía que depende de esos flujos. Una comunidad acostumbrada a la economía ilegal reciente cuando hay un enfrentamiento prolongado, como en Sinaloa, como cuando se desmantela una banda. 

Reconstruir las economías locales y la cultura tras un operativo de este tipo es tan importante como el propio golpe policiaco. Es ahí donde veremos si hay una nueva estrategia o se trató tan solo de un golpe.

diego.petersen@informador.com.mx

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