Milenarismo político: la nueva edad media
Umberto Eco escribió en 1972 -junto con Sacco, Alberoni y Colombo- el ensayo “Hacia una nueva edad media”, donde planteaba las similitudes entre la época oscurantista posterior a la caída del Imperio Romano y lo que él vislumbraba para el siglo XXI. La idea de una nueva edad media la desarrolló posteriormente en otros ensayos e incluso en su gran novela “El nombre de la rosa”. Lo que ni él mismo imaginó es que ese nuevo milenarismo se instalaría en el discurso y el hacer político de una manera tan brutal y, peor aún, que se normalizaría al grado de pasar casi desapercibido.
Ahora resulta que el fraude de Maduro en Venezuela es en realidad parte de su guerra contra el maligno. Cito: “Me dijeron exactamente lo que hay que hacer con el diablo, con los símbolos diabólicos que maneja Elon Musk. Miren su perfil, los símbolos diabólicos que tiene en su pecho. Son sectas satánicas del poder estadounidense, que han articulado sectas como la de Milei, o en Venezuela sectas satánicas como el fascismo este que ha atacado al país. Es una lucha de carácter espiritual entre el bien y el mal; entre el odio, la mentira, el engaño… el fascismo. Porque ustedes saben todo el ocultismo que hubo detrás de Hitler.” Inmediatamente después lo que propuso fueron nuevas formas de censura, una nueva inquisición, tal como hacían los fanáticos milenaristas en la edad media.
El discurso de Maduro no pasaría de una desesperada búsqueda de un orate por mantenerse en el poder de no ser porque uno de los aludidos, el presidente de Argentina, Javier Milei, le respondió en el mismo tono y similares palabras usando como argumento frases del libro primero de los Macabeos: “Los comunistas nos atacan, llenos de insolencia e impiedad, para exterminarnos a nosotros, a nuestras mujeres y a nuestros hijos, y para apoderarse de nuestros despojos. Nosotros, en cambio, luchamos por nuestra vida y por nuestras costumbres. El cielo los aplastará delante de nosotros ¡no les tengan miedo! Porque la victoria en el combate no depende de la cantidad de soldados, sino de la fuerza que viene del cielo. El comunismo es ateo, nosotros tenemos fe en Dios”.
Los nuevos populismos están impregnados de milenarismo. Igual podemos encontrar imágenes de Maduro timoneando una barca ayudada por Jesucristo, que de Donald Trump iluminado por el mismísimo dios, de San Milei, patrono de la libertad o de López Obrador partiendo el pan en una imagen de la última cena. No se trata de izquierdas o derechas sino de la sobreposición de la creencia sobre los argumentos de la razón, de la reducción del mundo a una batalla entre el bien y el mal, nosotros y los otros. Donde la política en la nueva edad media es un acto de fe, una regresión de poco más de mil años.
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