Medio tiempo y lo que viene
Dicen que un dromedario es un caballo diseñado por una comisión. Un camello es el mismo caballo, pero sometido a la opinión y creatividad de varias comisiones en la Cámara de Diputados.
Nuestra ley electoral es un camello. Tiene una cantidad increíble de absurdos y jorobas, producto de años de desconfianza -que no fueron el resultado de la casualidad o la evolución natural sino de años de burdos y sofisticados fraudes- y caprichos políticos de los partidos derrotados. Uno de esos absurdos es la sobrerregulación de precampañas y campañas y la invención de eso que se llama intercampañas, que comienza el día de hoy, y que pone un freno a los procesos electorales cuando apenas comenzaban a calentar y se estaba poniendo bueno. La culpa no es de nadie sino de los propios partidos. Ellos hicieron las leyes, inventaron las precampañas y ellos mismos decidieron, violando todas las normas, adelantar sus procesos. Usaron las precampañas como inicio de las campañas y ahora la ley obliga a que los candidatos se vayan al vestidor a medio partido.
El espectáculo de medio tiempo será para el Presidente. Vamos a ver a un López Obrador dedicado a entretener al público con sus mejores ocurrencias y provocaciones. La pregunta es qué va a pasar en el segundo tiempo que comienza el primero de marzo y que es definitivo salvo que un desafortunado escenario de empate nos lleve a tiempos extras: la ley electoral contempla el recuento de votos en casos en que se considera que la diferencia sea tan pequeña (empate) que amerite abrir todos los paquetes.
Como en una final del futbol mexicano, vamos a llegar al segundo y definitivo tiempo del partido con una candidata, Claudia Sheinbaum, con una ventaja que hoy parece cómoda, pero que nadie puede asegurar que es definitiva. Peores volteretas hemos visto en la política y en el futbol. El Cruz Azul es el amo y señor de esas derrotas y Chivas acaba de demostrar hace seis meses que las finales se pierden por pensar que las tienes ganadas antes de tiempo. En política los ejemplos son cada vez más cercanos y sorprendentes. Los casos de Milei en Argentina y Arévalo en Guatemala son solo los más recientes.
El primer tercio del segundo tiempo (el mes de marzo) será clave para la definición del partido. Si la candidata de oposición Xóchitl Gálvez logra anotar, que en términos electorales significaría reducir entre cuatro y cinco puntos la diferencia, van a poner nerviosos a los operadores de la candidata oficial y tendremos elecciones con un final interesante. Si, por el contrario, en marzo Sheinbaum y Morena logran mantener la narrativa de “este arroz ya se coció” los partidarios de la Alianza comenzarán a abandonar el estadio.
Mientras tanto, los aficionados nos merecemos una chela. Salud.
diego.petersen@informador.com.mx