Ideas

Marcelo: ¿la gira del adiós?

Nadar contra corriente en un río es agotador; hacerlo en política es doblemente cansado. No se trata de si el político/nadador es bueno o malo, sino de la fuerza de la corriente. En aguas calmas, cuando el poder político está disminuido, hay hazañas que pueden lograse. No es el caso en el momento que vivimos. A Marcelo le duró muy poco el ímpetu, la brazada fuerte. El río parece haberlo vencido. No fue solo la fuerza de López Obrador, también la corriente de la cargada, la inercia que genera todo candidato ganador. Para cualquier morenista en edad de merecer la ola a la que hay que subirse es la de Sheinbaum, que navega con toda la fuerza de la corriente, no la pequeña olita de quien nada rio arriba.

Lo que comenzó como la posibilidad de una ruta política distinta, lo que por momentos parecía una ruptura hoy es una desangelada gira por el país. La creación de la Asociación Civil El Camino de México (el nombre es cursi como pocos, pero ese es otro tema) fue de lo más desangelado y poco prometedor para los ebrardistas. Aparecer con Yeidckol Polevnsky, uno de los más connotados personajes expulsados del paraíso de la 4T, fue un signo de debilidad.

¿Qué sigue para Marcelo y su grupo? Parece difícil que el movimiento crezca. Todo parece indicar que, por el contrario, se irá haciendo cada día políticamente menos relevante. No hay emoción, no hay una visión de futuro, ya no digamos para el 2024 sino hacia adelante. Atravesársele al Presidente y a la candidata tiene poco sentido. Marcelo podría dañar, sin duda, la campaña de Claudia Sheinbaum si decide llevar sus quejas a los tribunales. Lo que no está para nada claro es que eso le dé la candidatura, ni siquiera que le sirva para algo. Sería una herida para la campaña de Morena, pero no de muerte. Tampoco hay condiciones para construir un partido. Las diferencias no son ideológicas. Lo que propone Marcelo Ebrard cabe en Morena, cabe en MC o incluso cabría en el Frente. Lo que ya no hay es espacio. El barco del Frente ya zarpó y entre Dante y López Obrador le cerraron las puertas del partido naranja.

En este escenario lo más probable es que la gira sirva sólo para calmar los ánimos de los seguidores y para negociar con Morena. Lo más complejo en un proceso electoral no es que el candidato entienda que perdió sino convencer a los que trabajaron durante años con pasión y entrega que han sido derrotados, que el sueño se esfumó, que los que invirtieron tiempo, dinero y esfuerzo en la campaña no tendrán recompensa, a lo sumo, si se negocia bien, algunos alcanzarán el reintegro.

La vuelta al país de Ebrard parece, pues, más una gira del adiós, como las que hacen los cantantes, aunque éstos, al igual que los políticos, nunca se retiren.

diego.petersen@informador.com.mx
 

Síguenos en

Temas

Sigue navegando