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Lo que se juega en la UdeG

Por primera vez en décadas, la elección del rector de la Universidad de Guadalajara no se decidirá por un solo voto, el voto del factótum universitario o el gobernador en turno, como ha sucedido por más ocho décadas. Durante muchos años el papel de gran elector lo tuvo Carlos Ramírez Ladewig. Tras su asesinato en 1975, por herencia, su hermano Álvaro fungió como hombre fuerte de la universidad. Tras romper con FEG en 1989, Raúl Padilla ejerció cinco periodos la última palabra sobre la sucesión rectoral. Hoy la Universidad no tiene su liderazgo representado en una sola persona, un hombre fuerte, cacique o líder moral, como se le quiera llamar. 

Estamos pues ante una elección inédita en la Universidad de Guadalajara. No solo hay muchas candidatas y candidatos que aspiran a ocupar la rectoría, sino que hoy hay varios liderazgos, si bien todos derivados del padillismo, no por ello son unívocos. La Universidad está lejos de vivir una democracia plena y la mayoría de los procesos de elección son bastante dirigidos por grupo de control conocido como el Sanedrín, los cual no quiere decir que el proceso esté decidido de antemano, mucho menos que exista una sola mano que menee esta cuna. La mejor muestra del control que ejercen es que pudieron cambiar la fecha de la elección sin que hubiese mayor sobresalto.

De los 196 miembros del Consejo Universitario con derecho a voto, 144 son electos por sus pares. No todas las elecciones son igual de transparentes ni participativas. La mayoría de estos consejeros están vinculados a uno de los cuatro liderazgos del Sanedrín, compuesto por el rector, Ricardo Villanueva; el ex rector y actual director de la biblioteca Juan José Arreola, Trino Padilla; el ex rector y próximamente diputado, Tonatiuh Bravo, y el actual rector del CUTonalá y ex secretario general por más de una década, Alfredo Peña. La decisión tendrá que ser procesada en cada uno de los grupos y finalmente entre ellos. No hay secreto, lo cual no quiere decir que hay una decisión tomada.

Uno de los factores clave en esta elección es la voluntad expresa y expresada de que se buscará que la Universidad tenga por primera vez una rectora general. Hay tres candidatas: Karla Planter, actual rectora de CUAltos; Leticia Leal, rectora de CUTlajomulco y Mara Robles, diputada y exsecretaria de Educación de la Ciudad de México. Si ninguna de ellas tres logra los consensos necesarios, habrá que voltear a ver al actual director del Sistema de Educación Media, Cesar Barba y a Alberto Castellanos, incorporado recientemente como rector de Centro Universitario de Guadalajara, ambos ex presidentes de la FEU.

En este proceso de sucesión rectoral, la UdeG se juega no solo la estabilidad política post Padilla, sino la posibilidad de abrirse y democratizarse.

diego.petersen@informador.com.mx

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