Las democracias mueren en las urnas
Las democracias mueren en las urnas. Javier Milei ganó en Argentina proponiendo el desmantelamiento del Estado; Nayib Bukele arrasó en El Salvador bajo la premisa de aniquilar los derechos de las personas; Donald Trump tiene encandilada a la mitad de los ciudadanos de Estados Unidos con la propuesta de desmantelar el sistema político. López Obrador propone terminar con el sistema de equilibrio de poderes en México a través de reformas constitucionales. Ninguno ha usado las armas; todos lo han hecho apelando al voto popular. Los casos citados son políticos populistas de izquierda o derecha, pero populistas al fin, e igual tenemos que decir que en todos los casos el precedente son sistemas políticos incapaces de resolver los problemas, castas políticas corruptas y sociedades hartas.
La mayoría de las reformas propuestas ayer por el Presidente son etéreas o reafirman garantías ya expresadas en la Constitución, y no están claros los mecanismos para asegurarlas. Algunas otras son francamente retrógradas, como regresar a la CFE de los años cincuenta. Hay, sin embargo, tres estructuralmente peligrosas para la democracia: dejar definitivamente a la Guardia Nacional en manos del Ejército; que los consejeros de la Judicatura y magistrados sean electos por la ciudadanía y la desaparición de todos los organismos públicos descentralizados cuya función es ser contrapeso desde el Estado al Poder Ejecutivo.
Nos pueden gustar más o menos las reformas propuestas por el Presidente López Obrador o disgustar todas ellas. La oposición puede hacer un bloque para evitar que pasen, pero el débil cántaro de las instituciones de la democracia mexicana terminará por romperse si los políticos que hoy se oponen a López Obrador no entienden que la salida es hacia adelante, que de lo que se trata no es de frenar al Presidente y su movimiento autocrático sino de ganarle la batalla por el futuro.
Dicho de otra manera; ¿dónde está la propuesta de reforma electoral de PAN y PRI?, ¿cuál es su planteamiento para evitar el dinero sucio en la política, del que ellos también se han beneficiado? Nadie puede decir que en este país funcionen las instituciones judiciales: ¿Cuál es su propuesta de reforma de justicia más allá de la defensa, sin duda necesaria, de la independencia de la Corte? En materia educativa: ¿de verdad su límite es la reforma laboral presentada en el sexenio de Peña Nieto?
La oposición está concentrada en crear un bloque suficientemente fuerte para que las reformas propuestas por López Obrador no pasen ahora ni en la próxima legislatura y nos venden eso como el gran aporte a la defensa de la Patria. Su propuesta es que debemos tolerar las corruptelas de los “Alitos” del PRI o los “Markitos” del PAN porque son el dique, un murete que se terminará rompiendo entre otras cosas porque son corruptos. O, peor aún, pensar que el futuro son unos tenis naranjas.
diego.petersen@informador.com.mx