Jalisco, los días por venir
Mientras en el país se debate apasionadamente el futuro de la República, Jalisco parece vivir un momento de impasse derivado de la incertidumbre jurídica de la elección. Y, hay que decirlo, es una incertidumbre jurídica, pues el resultado de la elección no tiene duda: el recuento de votos de los ciudadanos dio por ganador a Pablo Lemus (MC) en la gubernatura; a Verónica Delgadillo (MC) en Guadalajara y a Laura Imelda Pérez (Morena) en Tlaquepaque. La incertidumbre deriva de que las elecciones fueron impugnadas y los tribunales van fallando de a poco y en sus tiempos, sin importarles mayor cosa (por qué habría de importarles) las consecuencias políticas de sus decisiones e indecisiones.
Como un acto de coherencia (o autoprotección) MC no llevará a la última instancia la querella por Tlaquepaque, por lo que en este mes la resolución importante será la elección de Guadalajara. El límite para el fallo es el 30 de septiembre. Si el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ratifica el triunfo de Verónica Delgadillo en Guadalajara, es casi un hecho que hará lo mismo con la elección a gobernador. Lo ideal sería que el tribunal revisara y fallara todas las elecciones impugnadas de Jalisco en el mismo paquete para evitar cualquier tipo de incertidumbre política. Hay razones de sobra para pensar que no será así. Por el contrario, si se anula la elección de Guadalajara, la incertidumbre y la inestabilidad tendrán un alto costo político para el estado, pues implica no solo nombrar un Consejo Municipal en la capital, convocar a elecciones en una fecha que quedará en manos del Congreso del Estado que después del primero de noviembre quedará en manos de Morena, y esperar el fallo sobre la elección de gobernador ese mismo mes.
Es poco o nada lo que puede hacer el gobernador electo Pablo Lemus para reducir la incertidumbre, salvo asumir que él ganó la elección y actuar en consecuencia. Sigo pensando que lo que busca Claudia Sheinbaum y Morena, más que repetir la elección (la experiencia dice que siempre ganan los mismos), es debilitar políticamente a Lemus y a los naranjas de cara a la elección intermedia. Lo peor que le puede pasar a Jalisco es quedarnos paralizados viendo pasar el mundo mientras un tribunal decide el futuro del estado. Así mismo, lo peor que puede hacer Lemus es no leer correctamente el resultado: los jaliscienses le dieron la gubernatura, más no el Congreso. El mandato es hacer política, construir acuerdos, armonizar visiones.
Pablo Lemus necesita dinero de la federación. A diferencia de Alfaro, que recibió un techo de endeudamiento enorme, el gobernador entrante recibirá unas finanzas públicas muy comprometidas y con un estrecho margen de acción. La federación, por su parte, va a presionar para que Jalisco entregue al IMSS-Bienestar el sistema de salud estatal, uno de los mayores del país y sin duda el más importante de los que quedan por integrar. El otro gran punto de negociación será la seguridad. La forma de empoderar a García Harfuch será a través de las secretarías de seguridad en los estados. Para cualquier gobernador entregar esa cartera implica un riesgo y debilidad enorme.
Vienen días complicados para el gobernador electo y para Jalisco.
diego.petersen@informador.com.mx