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Feminicidios, desaparecidos, ¿y el Gobierno qué tiene que ver con esto?

Aparece una nueva fosa clandestina en Tlajomulco con 80 bolsas con restos humanos. Quitan del tótem de la marca ciudad Guadalajara, Guadalajara, en la Plaza Liberación, las fotos de cientos de desaparecidos para que los tapatíos que van a celebrar el aniversario de esta noble y leal Perla de Occidente no lo vean. En lo que va de este año cada semana se suman en promedio 24 personas más a la lista de desaparecidos. El número de personas desaparecidas y no localizadas cada día en Jalisco pasó de 4.1 en 2018 a 6.1 en 2022 y 7.5 en los 45 días que llevamos de este año. En los últimos días en una zona específica, la llamada Zona Real, han desaparecido seis jóvenes con perfiles similares. Cada semana cuatro mujeres fueron asesinadas durante 2022. Las primeras semanas de este año los casos aumentaron en número y notoriedad. Y más de alguno preguntará: ¿qué tiene que ver el Gobierno con todo esto?

Si atendemos a la lógica del gobernador Alfaro, si un criminal levanta a un joven por la razón que sea, lo mata, lo mutila y lo entierra en un predio privado es un asunto entre particulares que en nada interpela al Gobierno. Y es cierto, el Gobierno no puede evitar la casuística, salvo casos excepcionales en que un policía se topa con el delito nadie puede evitar que una persona en específico mate a otra. Lo que puede y debe evitar el Gobierno es que tantas personas se sientan con derecho a matar, que haya en Jalisco tantos criminales que se saben impunes. 

Para ponerlo en términos futboleros, que tanto gustan en Casa Jalisco, un árbitro no puede evitar que un defensa le dé una patada al delantero, o que un delantero le dé un codazo al portero del equipo contrario. Son decisiones personales de cada jugador. Lo que sí puede y debe hacer el árbitro es sancionar proporcionalmente las faltas conforme al reglamento. Eso es lo que se espera de él. Si el partido se le sale de las manos y los jugadores se olvidan de las reglas para darse patadas a discreción es porque el árbitro dejó de hacer su chamba. El partido se le salió de las manos, decimos.

Claramente algo no están haciendo las autoridades estatales, federales y municipales, algo han dejado de hacer que esos criminales que se matan entre ellos y matan incluso a los que no son como ellos, o a sus parejas, se sienten y se saben impunes.

diego.petersen@informador.com.mx

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