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Zaldívar: el alfil acorralado

El alfil o évéque (obispo) como se le llama en francés, es una pieza menor del ajedrez que flanquea a los reyes. Su movilidad es limitada y su función principal es defensiva, en concreto defiende a los peones del rey. Es la única pieza del tablero que nunca puede cambiar de color en los escaques: si arranca en blanco permanece en blanco; si arranca en negro se quedará en negro. Se desliza en diagonal, nunca de frente, yendo y viniendo de un lado al otro. Suele ser de las primeras piezas sacrificadas en una partida. 

Arturo Zaldívar prefirió ser un alfil de la 4T antes que permanecer como ministro de la Corte. En una decisión sin precedentes (no hablemos de la inconstitucionalidad de la renuncia a un cargo irrenunciable sólo para complacer al señor de Palacio), el alfil decidió abandonar la neutralidad que supone el cargo de ministro de la Corte para irse de campaña y desde ahí bombardear a un Poder Judicial al que él no pudo cambiar en cuatro años como presidente, pues su reforma se quedó en papel. 

Hoy el alfil está acorralado. El que decía que salía para combatir la corrupción del Poder Judicial desde fuera está acusado de corrupción, de manipular juicios y presionar jueces y magistrados para favorecer no sólo al Gobierno de López Obrador, lo que algunos, montados en la batalla ideológica podrían justificar, sino para favorecer a intereses privados de personajes cercanos a la administración lopezobradorista. En pocas palabras, se le acusa de tráfico de influencias, eso que, como tantas otras cosas, dicen que ya no existe simplemente porque el inquilino de Palacio duerme muy bien y tiene una conciencia al parecer inalterable.

¿De que tamaño es la bomba y cómo la va a usar la oposición? 

Por lo que se ha conocido la bomba es de proporciones considerables e implica asuntos de la más baja ralea, de esos que nada tienen que ver con principios sino con dinero, esos horribles billetes que el Presidente dice detestar, pero que a sus cercanos les encantan. La acusación desacredita al ministro en retiro como el hombre fuerte de la justicia en el próximo sexenio, el mismo personaje de principios firmes que critica el dispendio y los privilegios del Poder Judicial, pero se aferra a su pensión vitalicia.

La ministra Norma Piña, presidenta de la Corte, tiene claro que de lo que se trata es de quitarle al ministro Zaldívar las armas para atacar desde fuera al Poder Judicial. La pregunta es si la oposición será capaz de usar correctamente esta bomba informativa en la campaña, si el PRI y el PAN pueden hablar de corrupción y tráfico de influencias sin pegarse un balazo en el pie o peor aún, en la lengua.

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