Vía RecreActiva, los retos de una mayor de edad
La Vía RecreActiva llegó a la mayoría de edad. La niña nació un domingo de hace 18 años. En su acta de nacimiento dice que es tapatía, que su padre fue el Gobierno municipal de Emilio González Márquez y su madre una agrupación de la sociedad civil llamada Guadalajara 2020. Firman como testigos Cámaras empresariales, universidades y medios de comunicación. Tuvo muchas madrinas y padrinos que ayudaron a los padres para que la niña creciera y sobreviviera a las más mezquinas grillas, como cuando el entonces rector de la Universidad de Guadalajara, Carlos Briseño, con la intención de boicotearla, retiró de un día para otro a todos los jóvenes de servicio social que apoyaban en la Vía. Aquel domingo los usuarios tomaron en sus manos el control y demostraron que el proyecto es de la ciudad y tenía mucha madre.
La pregunta hoy no es la sobrevivencia de la Vía, que ya tiene carta de ciudadanía y es además cosmopolita, sino qué sigue; cuáles son hoy los proyectos de la sociedad civil; cuáles son las necesidades de la ciudad 18 años después. Difícilmente veremos algo del tamaño y la importancia que ha tenido para la ciudad una idea tan sencilla, pero con un impacto tan transversal en términos sociales y geográficos. El error que podemos cometer -que quizá hemos cometido a lo largo de estos años- es pensar que habrá otra intervención urbana con ese impacto y ese apoyo social.
Los grandes proyectos requieren padre y madre, autoridades con visión más allá de su periodo y una sociedad civil que ame a la ciudad. Y querer a la ciudad implica no sólo dedicar tiempo y esfuerzos para mejorarla sino también entenderla. La riqueza de Guadalajara, la Guadalajara metropolitana, está hoy en su diversidad y sus grandes retos en la integración de una sociedad lacerada por la violencia, fragmentada por un desarrollo urbano disperso fruto de malas -en no pocas ocasiones perversas- decisiones de las autoridades municipales y de la justicia administrativa, y profundamente desigual en el acceso a un transporte digno, a los servicios básicos de salud y educación, al espacio público y a la cultura.
La mejor manera de festejar la mayoría de edad de la Vía es, pues, haciéndole hermanitos, muchos hermanitos ahora sí que en cada colonia y cada barrio. Se requieren gobiernos municipales dispuestos a hacer pequeñas grandes cosas y una sociedad civil organizada donde la causa de unos sea la de todos y que la suma de esas causas conformen un proyecto de ciudad.
Diego Petersen Farah
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