Un mes sin Caabsa; primer paso
Se cumple un mes de que el Ayuntamiento de Guadalajara tomó el control de la recolección de la basura y, contra todo pronóstico, no hay crisis. Hay quien dice que estaba tan mal la situación con Caabsa, que la negligencia del prestador de la basura había llegado a tal punto, que lo que hiciera el Ayuntamiento iba a ser mejor. Será el sereno, lo cierto es que Verónica Delgadillo, la primera alcaldesa electa de Guadalajara, logró sin sobresaltos y en contra de la voluntad de algunos de los políticos más importantes de su partido, desanudar una madeja de corrupción e intereses sumamente compleja.
En la prestación de servicios públicos nunca se puede cantar victoria. Lo que se hizo bien ayer nadie lo recuerda, al ciudadano solo le importa lo que sucede cada día, y la certeza de que sucederá mañana. Dicho de otra manera: nadie le va a reconocer al Ayuntamiento tapatío haber sacado adelante la recolección de basura. Es una obligación prestar el servicio, pero algo se hizo bien en la planeación y operación que no se ha vuelto a hablar del tema.
Lo que sigue es mucho más complejo. Resuelto en lo general el problema de la recolección -habrá sin duda que afinar aún muchos detalles para que sea completo y confiable todos los días- lo que sigue es hacer una buena disposición y aprovechamiento. Enterrar basura es un crimen ecológico: daña lo mantos freáticos, contamina la tierra y emite gases contaminantes. El gran reto que tenemos como zona metropolitana, y Guadalajara, la capital, puede y debe ser la punta de lanza, es cambiar la forma en que entendemos y procesamos los desechos sólidos.
Los treinta años de Caabsa fueron de luz y sombra. Nadie puede negar que en los primeros años resolvieron un problema social y sanitario: en la ciudad de los noventa, los montones de basura en las esquinas era la nota. A la postre, sin embargo, la empresa concesionaria se convirtió en un obstáculo para modernizar los sistemas de recolección, aprovechamiento y disposición de la basura.
El primer reto que tenemos todos es separar y reducir la cantidad de basura que generamos. Eso es lo que realmente hará la diferencia. Separar en una cuestión de cultura y requiere de más y mejor infraestructura. Los famosos puntos limpios quedaron rebasados por su tamaño y su operación, quizá porque el interés estaba en otra parte. Como sea, son una infraestructura de la que podemos partir. Mucho más complejo será la construcción de plantas de transferencia y encontrar un sitio idóneo para la disposición final.
La agenda de la basura en Guadalajara apenas comienza. El primer paso se dio y se dio bien.