Texcaltitlán: no fue el Estado; fue la falta de Estado
A la memoria de Jaime Álvarez del Castillo
Texcaltitlán dijo basta. Un pequeño poblado del Estado de México fue noticia este fin de semana porque los pobladores pusieron el alto al crimen organizado. Contra todo pronóstico, el saldo mortal fue favorable a los pobladores: murieron tres y lograron matar a 11 miembros del grupo criminal “La Familia Michoacana”. Los pobladores prefirieron correr el riesgo, perder a algunos de sus familiares antes que pagar el tributo que les exigían los criminales.
La tragedia no termina ahí. Falta ver cuál será la respuesta del crimen organizado ante este desafío de un poblado de apenas quince mil habitantes en las faldas del nevado de Toluca, y sobre todo cuál será la respuesta o no respuesta de los gobiernos estatal y federal.
La gobernadora del Estado de México, Delfina Gómez Álvarez, como todos los gobernadores del país, se saca el bulto porque se trata de crimen organizado y ese es un asunto federal. Lo más patético es que dijo que el criminal asesinado, conocido como “El Payaso”, era uno de los objetivos prioritarios, pero el Gobierno nunca lo pudo detener.
El Presidente López Obrador, muy a su estilo, se salió por la tangente y volvió a hablar de prevenir el consumo de drogas como la solución frente a grupos del crimen organizado que “cobran piso”, como se llama al impuesto que exigen los llamados “jefes de plaza”, dos conceptos que han adquirido carta de naturalidad y que son por definición la derrota del Estado. Seguro hoy en la mañanera dirá que la respuesta del gobierno ha sido el envío de miembros de la Guardia Nacional, tropa que moverán de otro poblado y que en automático lo dejará al descubierto. La política pública en materia de seguridad no es otra que la del gato y el ratón. Hay nula prevención, no digamos investigación. Aplicar la ley y asegurar la vigencia del Estado de Derecho es lo único que no está en el radar.
¿Cuántos poblados hay como Texcaltitlán en todo el país? ¿Cuántos productores son extorsionados todos los días por el crimen organizado? ¿Cuántos mexicanos están hartos de vivir bajo el yugo de un sistema criminal que cobra impuestos y de pagar impuestos a un Estado que no le regresa lo esencial: seguridad?
La masacre de Texcaltitlán, 14 muertes, pudo haber sido mucho peor, e insisto no sabemos qué represalias habrá por parte del grupo criminal. No es masacre, dirá el presidente, porque el gobierno no los mandó matar. Y tiene razón en una cosa: no los mató el Estado, los mató la falta de Estado.