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Presupuesto 2025, equilibrio de papel

En el Excel no hay negocio que pierda dinero. Si el número sale en rojo, súbele al renglón de ventas y, si después de eso todavía no sale, auméntale el margen de ganancia. Total, ¿qué puede pasar? Es solo una hoja de cálculo. El problema es que luego hay que enfrentar a esos números con la realidad, la maldita realidad. Lo mismo sucede con el presupuesto que presentó el Gobierno de Claudia Sheinbaum. Se comprometieron a bajar el déficit fiscal a la mitad y lo lograron. En el Excel del Gobierno todo cuadra. La pregunta es si se trata de una estimación realista, si los datos sobre los que está construido el equilibrio de papel resultarán ciertos al cabo de un año.

Dos datos brincan en el presupuesto presentado el viernes pasado. El primero es la estimación de un crecimiento de entre 2 y 3 por ciento, cuando los estudios de analistas no gubernamentales han puesto la expectativa en uno por ciento. Si la economía no crece lo que estiman, tampoco lo harán los ingresos, y es ahí donde la puerca comienza a retorcer el rabo. Es cierto que en todos los presupuestos desde hace décadas en este país se sobrestima el crecimiento, pero no tanto como en esta ocasión.

El segundo dato que brinca, simplemente porque contrasta con lo que dicen otros análisis, es un dólar por debajo de los 19 pesos. Resulta, al menos, contraintuitivo que el dólar se vaya a depreciar frente al peso en el próximo año, pero aceptemos que nadie tiene mejor información que los funcionarios de Hacienda. La pregunta es si esa paridad es estimada o deseada, es decir, si simplemente se puso así para que cuadraran los números. La tasa de interés estimada tampoco pareciera estar tomando en cuenta una cosa que se llama riesgo país. Hacer las reformas como las están haciendo, particularmente la judicial y la de organismos autónomos, más allá de quién tenga la razón, genera turbulencia y desconfianza. Los mercados ya comenzaron a mandar señales en ese sentido. Y otra vez, no se trata de si estamos de acuerdo o no con el análisis que hacen las calificadoras, ellas son parte de la maldita realidad.

El aumento en el gasto social ayudó, sin duda, a que Morena ganara la elección como la ganó en junio, pero alguien tiene que pagar la fiesta. El exceso de gasto que se dio en el primer trimestre de 2024 para aumentar programas sociales y concluir las obras prioritarias comprometió el presupuesto del próximo año. Ya algunos de los líderes de Morena comienzan a hablar de reforma fiscal, que no es otra cosa que pasar el sombrero porque ya se dieron cuenta de que la cobija, por más que se estire en el Excel, no alcanza. Entre más tarde el Gobierno en aceptar la maldita realidad, más costoso será para todos el ajuste.

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