Los ataques de AMLO y los silencios de “El Peje”
Ya nos acostumbramos a los ataques del Presidente, todos los días, siempre los mismos. En las Mañaneras, lo sabemos, Xóchitl Gálvez, Felipe Calderón, Vicente Fox, Claudio X. González, Ciro Gómez Leyva, Carlos Loret de Mola, Héctor Aguilar Camín y algún enemigo de coyuntura recibirán ataques por el simple hecho de estar ahí, de existir y encarnar eso que el Presidente llama los opositores a la transformación. Pero ¿qué hay de los silencios? Pase lo que pase el Presidente jamás hablará de ciertos personajes y si lo hace lo hará con cuidado extremo y una cortesía inusitada.
Si alguien representa los antivalores de la llamada Cuarta Transformación es Ricardo Salinas Pliego. El personaje que él mismo se ha construido en redes es clasista, racista, déspota, marrullero, aspiracionista, todo lo que el Presidente dice detestar. Ataca visceralmente a los dirigentes de Morena y hace campaña contra las políticas de educación y salud. Sin embargo, AMLO no deja de llamarlo su amigo, porque fue colaborador de la campaña.
Carlos Slim es el hombre más rico de México y llegó a ser el más rico del mundo. Además de sus habilidades natas para hacer negocios, Slim tuvo en sus manos el tesoro más deseado por cualquier empresario: un monopolio. Gracias a que los mexicanos pagamos durante años un sobreprecio ahora es dueño de la telefonía en toda América Latina. Una de sus empresas fue la responsable directa del desplome del viaducto de la Línea 12 del Metro que costó la vida a 26 personas y por poco deja a Morena sin “corcholatas”, pues involucró a Sheinbaum y a Ebrard. “El ingeniero nos va a ayudar”, dijo el Presidente y exculpó de toda responsabilidad penal al dueño de la empresa y a los ejecutivos. Es fecha que la Línea 12 sigue tirada y el Presidente no toca ni con el pétalo de una rosa a Slim. ¿Miedo?
Enrique Peña Nieto fue quien le entregó el Gobierno a López Obrador. Si alguien es responsable del cochinero que dice haber recibido, es él. Si es cierto que Rosario Robles desvió dinero fue por ordenes del Presidente Peña; si hubo mordidas de Oderbretch y otras constructoras fue para las campañas el ex presidente, sin embargo, lo único que AMLO dice de él es que se portó muy bien. ¿Pacto de silencio?
Hay otros casos. El señor Joaquín Guzmán merece todas sus atenciones; el crimen organizado “se portó muy bien” durante las elecciones; los dueños de los grandes consorcios televisivos no tienen problema, son los periodistas los que reciben la metralla; Donald Trump “es mi amigo, nos trató muy bien”.
Los silencios también son para aquellos que le estorban o lo cuestionan, esos que dice, le ensucian la investidura presidencial. Nunca se rebajará para hablar con y de los zapatistas, las madres buscadoras, de los movimientos sociales, los ecologistas, los desplazados por la violencia, de los que le reclaman la falta de compromiso en la defensa del territorio frente a los intereses de las mineras.
Pasamos demasiado tiempo escuchando y analizando lo que dice AMLO y atendemos muy poco los perversos silencios de “El Peje”.