Ideas

La razón de Estado y el marqués de La Croix

Es horrible por la forma y grave por el contenido, sobre todo es terrible por el significado. La operación política para la reelección de Rosario Piedra al frente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos ha sido una muestra fehaciente de la debilidad de la presidenta Sheinbaum y del control que tiene el ex expresidente sobre las bancadas de Morena, Verde y PT. Bastó un tronido de dedos de Adán Augusto López, el representante del señor en la Cámara Alta, para que 45 senadores que estaban en contra de la reelección cambiaran su posición y, arguyendo una “razón de Estado” (que claramente no tienen idea de lo que es) se alinearon a la voluntad de ya saben quién.

La “razón de Estado” para mantener a una CNDH inoperante es simple: no molestar a las Fuerzas Armadas que hoy están al frente de las tareas de seguridad. No quieren límites a su actuación; no quieren contrapeso al poder que les cedió la Cuarta Transformación; no quieren que ningún civil les pida cuentas, y para ello nadie mejor que una ombudsperson que es literalmente un convidado de piedra.

Cuando se habla de “razones de Estado” es porque se acabó la posibilidad de razonar las decisiones o porque las decisiones, como es el caso, son irracionales. No hay un argumento para sostener que lo mejor que le puede pasar al país es tener al frente de una Comisión que vigila los abusos de poder a una abyecta probada y encima muy mal evaluada por la propia comisión de justicia de la Cámara de Senadores.

Pase lo que pase, en la Mañanera Claudia Sheinbaum dirá que fue una decisión del Senado en la que ella ha tenido nada que ver. Y sí, cada día queda más claro que la presidenta no ha tomado las riendas del poder, que tiene poca o nula influencia entre los legisladores de su partido. Que Ricardo Monreal en la Cámara de Diputados y Adán Augusto López en la Cámara de Senadores voltean a ver las señales de otro dugout que no es Palacio Nacional.

Con todo respeto, como dice el señor de Palenque, y para que se le quite lo caliente a algunos senadores morenistas que creen que tienen ideas propias, como Javier Corral, hago pública la propuesta de inscribir en letras de oro en el Senado de la República las últimas líneas del bando emitido por el marqués de la Croix, virrey de la nueva España, el 25 de junio 1767 y que la letra dice: “Pues de una vez para lo venidero deben saber los súbditos del gran monarca que ocupa el trono, que nacieron para callar y obedecer y no para discurrir, ni opinar en los altos asuntos del gobierno”.

Salud.

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