La otra República
Hoy, mientras en el Teatro de la República de Querétaro los poderes constituidos -diputados, senadores, ministros de la Corte, miembros del gabinete del Poder Ejecutivo y gobernadores- estarán conmemorando el aniversario 107 de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, el documento base de nuestra república donde se plasman los acuerdos que nos permiten funcionar como una democracia, en otro lado, allá en su Palacio, el Presidente López Obrador estará presentando sus propuestas de reforma constitucional, dando a conocer la república que él imagina, desea y cree que es mejor para el pueblo, el pueblo que también él imagina, desea y cree interpretar mejor que nadie.
La imagen habla por sí sola. Mientras la república constituida va por un camino, el Presidente va por otro. Mientras los Poderes de la Unión, así en plural, se reúnen para ratificar el pacto, para reconocernos como uno en la pluralidad, el Presidente es él y su pueblo al que dice amar, pero, sobre todo, representar.
Más allá de lecturas electorales, que sin duda las tiene, pues estas propuestas de reforma serán lo que le permitirá al Presidente meterse de lleno en la campaña en contra de la letra y del espíritu de la ley que él mismo propuso tras su derrota en 2006, el acto en sí mismo es la puesta en escena de la autocracia. El Presidente que nunca miente está cumpliendo a pie juntillas aquella sentencia del 2006: “Al diablo con sus instituciones”.
Hemos gastado mucha tinta y dedicado mucha atención a las reformas que propondrá hoy el Presidente, a la estrategia de la oposición y al significado electoral de unas propuestas que sólo conocemos por lo que el Presidente desliza en las mañaneras. Que si los ministros de la Corte deben ser electos o no por voto popular; que si una reforma a las pensiones es viable o no y si la estrategia del cab... de “Alito” (Xóchitl dixit) de pagar por ver y desnudar el juego del Presidente; que si las reformas que propondrá López Obrador el día de hoy son 10, 15 o 20. Todo ello es sin duda importante, sin embargo, la verdadera sacudida a la Constitución es el acto en sí mismo.
Nadie hablará de los noticieros de hoy ni en los periódicos de mañana de la República representada en Querétaro. La noticia, el foco de atención, el acto novedoso y transgresor serán las propuestas del Presidente, da igual si son viables o no, si tienen sentido jurídico o no. El mensaje está claro: en la otra república, en la república de López Obrador, el poder es uno solo y se basta a sí mismo.